Julián Redondo

Don Dinero

En fútbol no existe la verdad absoluta, menos aún si interviene Don Dinero. Las «cifras Neymar» serían incuestionables si el Barça cotizara en Bolsa. La horquilla va de los 57 millones más dos amistosos a los 100; de uno de los jugadores más caros del mundo, al más costoso. Al margen del jugoso reparto de millones que el Barça distribuirá entre el Santos, los copropietarios y el papá del futbolista, lo que nadie discute es su soldada en cada una de las cinco temporadas que ha firmado –si es que no exige un aumento al final de cada curso, lo habitual en el mundillo–: 9 millones de euros netos. Lo que significa que el Barcelona tendrá que desembolsar más del doble, exactamente, 20,45 millones anuales, 1,7 millones más de lo que le hubiese pagado el Madrid partiendo de idéntico neto. La razón: Cataluña es el tercer territorio del mundo donde la tributación, en su caso por el tramo autonómico, es más alta, un 56%; sólo Suecia (57%) y Aruba (59%) están por encima. La cotización del millonario en Madrid, el 52%.

Ahora, lo único que tiene que demostrar Neymar es que vale su peso en oro y que su fútbol es tan maravilloso como evidencian los resúmenes televisivos mil veces repetidos. En su caso, el dinero es un motivo para cambiar de equipo. En el de Falcao, que se ha ido del Atlético de Madrid al Mónaco sin explicar las razones que le han inducido al traspaso, es el único: 14 millones netos por temporada. Ni más ni menos que los que el Chelsea pagará por cada una de las cuatro que ha firmado a Mourinho, quien se ha dirigido en estos términos a «su» afición: «En mi carrera he tenido dos grandes pasiones: Inter y Chelsea. Soy uno de vosotros». Está todo dicho.