Alfonso Ussía

El AVE a Gerona

Cuando se viaja en soledad en el AVE, es recomendable pedir un asiento «A». Son los que componen en cada vagón una fila india sin asiento adyacente. De esa manera queda asegurado que el típico «pelmazo de AVE» no se acomode al lado de uno para darle la tostada. He sufrido a muchos de ellos. Ante esa invasión de la intimidad la única solución es cerrar los ojos y simular una soñarra, pero en ocasiones, ni por esas. Otra cosa es la obligación oficial glútea. Si hay que sentarse con gente poco deseable para cumplir con la cortesía del protocolo, se hace y santas pascuas. Gajes del oficio.

El Príncipe, Mariano Rajoy y la ministra Ana Pastor compartieron un bloque de asientos en la inauguración del AVE Barcelona-Gerona, línea construida con el dinero de los que robamos a Cataluña. Las cuatro capitales catalanas están ya unidas por la alta velocidad de Renfe y Adif. El presidente de la Generalidad de Cataluña tuvo un detalle con sus ilustres acompañantes. Los saludó. Gestos como ése no se olvidan, porque últimamente está protagonizando frecuentes groserías. Al Rey, padre del Príncipe de Asturias, lo tapa con paños negros siempre que tiene ocasión de hacerlo, y el Príncipe tuvo la buena educación de no pedirle explicaciones.

En los discursos, Don Felipe, Rajoy y la ministra Pastor hablaron de la fuerza que procura la unidad y de las inversiones que el Estado se compromete a realizar en Cataluña. Mas habló de Europa y retomó el argumento falso y victimista del agravio comparativo con otras autonomías. No se refirió a la de Madrid, que es la que más aporta al conjunto de España y una de las que menos recibe. Pero mi interés no se centra en los discursos oficiales, sino en la charlita particular. La charlita es muy importante. Asistía Antonio Burgos a la ópera en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, en temporada previa a la inauguración de la Expo-92. En el descanso oyó lo que un lechuguino, pariente del marqués de Sotoancho, le comentaba a su madre: «Mamá, como esto siga canta que te canta y no haya charlita, yo me voy».

Me pregunto eso. Un individuo delante del hijo de quien oculta con paños negros, no puede sentirse relajado. Un individuo que miente y se topa con la mirada del Presidente del Gobierno de la nación que se apresta a amputar, no puede sentirse relajado. Un individuo sentado al lado de la ministra de Fomento del Gobierno de «Madrit» que ha culminado las obras en Cataluña, no puede sentirse relajado. ¿Hablarían de fútbol? Entre Barcelona y Gerona la distancia en el AVE apenas se valora. Es un paseo. Pero un paseo bastante desagradable si hay que compartirlo con un individuo que lleva meses insultando, vejando y despreciando a millones de españoles, catalanes incluidos, por supuesto.

En los próximos días Mas visitará a Rajoy en La Moncloa. Intuyo que habrá menos sonrisas falsas durante el encuentro. A su término, Rajoy dirá que su obligación no es otra que cumplir a rajatabla con la Constitución y Mas lamentará que «España le cierra las puertas del diálogo y por ello ha decidido convocar un refrendo orientado a la creación del nuevo Estado catalán». Lo que no termino de vislumbrar es el más allá de ese momento. Porque si Rajoy cumple con su deber constitucional, podría suspender temporalmente la Autonomía de Cataluña y mandarle a Mas los guardias. No creo que hablaran de esas cositas.