Alfonso Ussía

El camión botijo

La Razón
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El ex Jefe del Estado Mayor de Defensa, el teniente general José Julio Rodríguez Fernández le da mucho susto el camión botijo. Este vehículo de la Policía Nacional ha viajado hasta Barcelona. Se trata de un camión antidisturbios, con un cañón que no dispara proyectiles sino agua. Agua a presión para dispersar a manifestantes violentos. Las policías francesa, inglesa, alemana, italiana y de otras potencias igualmente «fascistas», poseen camiones botijo. Sin ir más lejos, el último que los ha utilizado ha sido Nicolás Maduro, simultaneando el agua a presión con las balas de los fusiles. El pobre teniente general no considera importante que 170 venezolanos pacíficos hayan sido asesinados por el promotor de su partido político.

Como sabe muy bien el encogido general, el camión botijo disuelve, molesta, moja, humedece y cabrea a los violentos, pero no los mata. Para matar a los manifestantes hay que disparar fusiles con munición apropiada para ello, y en su ídolo venezolano tiene el asustadizo general el más claro ejemplo de eficacia. Mucho más saludable mojar, molestar, humedecer y cabrear a un manifestante que matarlo. Y para eso está el camión botijo. Desde que el pusilánime general se incorporó a Podemos su senda política no ha cosechado otra cosa que el ridículo. Ahora se retrata con un fusil de cuyo cañón emerge una rosa, o quizá un clavel, que no estoy para perder el tiempo en floriculturas. Eso tan antiguo, tan visto y tan falsamente buenista.

Como militar, el compungido general, sabe lo que és y para qué sirven las armas. Entre otras cosas, y en el caso de los ejércitos, para defender la unidad y la integridad de España. Ha estado en la cumbre del mando cuatro años y no se ha enterado todavía. Su más heroica acción fue la de aceptar el chantaje de los secuestradores del «Alakrana» y abonar el dinero exigido por los piratas terroristas. De esa cantidad se ha olvidado, pero no del precio del camión botijo, que el pactista general estima en torno a los 300.000 euros, es decir, lo que vale uno sólo de los ferraris de otro de los promotores de Podemos, el infame Roures, anfitrión de su Pablo Manuel del alma.

Para demostrar que el acuclillado general tiene alguna noción de lo que son y significan las armas, está el Boletín Oficial del Estado. «9620. Orden Def/ 1430/ 2004, de 17 de mayo, por lo que se dispone el nombramiento como Director de Sistemas de Armas del Mando de Apoyo Logístico del Ejército del Aire del General de División del Cuerpo General del Aire, don José Julio Rodríguez Fernández.

A propuesta del Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, nombro Director de Sistemas de Armas del Mando de Apoyo Logístico del Ejército del Aire (Madrid) al General de División del Cuerpo General del Ejército del Aire don José Julio Rodríguez Fernández. Cesa en su actual destino. Madrid, 17 de mayo de 2004. Bono Martínez».

El impresentable –o imprasantapla–, general de Podemos es partidario del refrendo ilegal convocado por los separatistas catalanes. Y no le tiemblan sus pocas condecoraciones cuando contempla la complicidad amistosa de su Pablo Manuel con el terrorista Otegui, que ya era etarra cuando fue asesinado de un disparo en la nuca en Salvatierra de Álava su General Luis Azcárraga, o en Madrid su teniente Enrique Aguilar, o en Barcelona su comandante Arturo Anguera, o asimismo en Madrid su coronel Joaquín Vasco, o su general Dionisio Herrero, todos compañeros de armas y Academia. Este hombre ha perdido el sitio.

Y ahora nos sale con el camión botijo.