Julián Redondo
El chico de oro
Cristiano Ronaldo no se relaja. Huele el gol y lo caza. Consigue menos de los que pretende, entre otras razones, porque el fútbol no es balonmano. Lo suyo, su entrega, su fijación por el portero contrario, es más o menos normal; lo inaudito es que su equipo encaje en Liga más de un gol por partido; así no se forja un campeón. Flojea el sistema defensivo y son muchas las críticas que apuntan a Sergio Ramos, zaguero excepcional con un físico abrumador que no pasa por su mejor momento. Si está distraído, que se centre. Un central en la inopia no es recomendable ni para el Madrid ni para la Selección. También a Benzema se le exige un plus cuando la compañía no pita. No es cuestión de calidad sino de carácter, quizá también de suerte, ese albur que siempre hay que perseguir. Como hace Jesé. Entra al campo, revoluciona a su equipo, descompone al otro y marca un gol por puro huevo. Este chico es de oro. ¿Lo sabe Ancelotti?
Pero en Valencia se hablaba ayer de otro chico de oro que ya tiene una edad. Es de Singapur, se llama Peter Lim (60 años), se le ve con Jorge Mendes, el «managerísimo», y dice Amadeo Salvo que va a forrar el club con 400 millones. Bankia maneja otras dos ofertas. Bankia, que quiere ver más papeles que intenciones del singapurense que mantendría a Salvo en la presidencia, tiene la sartén por el mango... Y más ganas de hacer caja que Jesé y Cristiano de meter goles, o que Amadeo de perpetuarse en la poltrona del club che.
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