Alfonso Merlos
El GH populista
¡Bravo! Aquí está. Ya llegó. El Gran Hermano populista, el Hermano Mayor. Orwell en la Ciudad Condal. La tentación totalitaria de siempre. La vigilancia social masiva. No la utopía prometida sino la distopía: un modelo indeseable de concebir al individuo y al colectivo. Una disfunción. Algo que difícilmente casa con la democracia y las relaciones abiertas entre personas.
Ahí tenemos a Colau. Según la revelación de LA RAZÓN, planeando hacer lo que se veía venir. La policía del pensamiento con el uniforme de Falciani. Un golpe de efecto, el marketing de los antisistema, la obsesión con la comunicación política, la propaganda esparcida a granel. Así son ellos. Es el patrón que han repetido con fuerza antes de asaltar el poder por la vía de los votos, y que ahora prolongan buscando el éxito desde el gobierno de las instituciones. Pero es, esencialmente una declaración de intenciones.
Quienes se llenan la boca hablando del empoderamiento de los ciudadanos en sus derechos son al final los más obsesionados con su control. No le demos más vueltas: no creen en los planteamientos liberales, en las corrientes que defienden las libertades civiles frente a cualquier injerencia despótica, y que están en la base misma del Estado de Derecho.
El caza-defraudadores Falciani es el conejo que saca de la chistera una alcaldesa que con sus primeras y temerarias decisiones, harto-intervencionistas, ya está poniendo en riesgo el progreso del turismo en Barcelona. Una lástima. Un desenfoque de las prioridades. Una pérdida de tiempo. Y veremos si, entregada a fichar espías y crear estructuras de gestión extravagantes, esta señora no entierra algunas de las garantías cívicas básicas que protegen a la gente contra las molestias y los escrutinios del comunismo y sus derivados de mercadillo.
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