César Lumbreras

El glifosato

La Razón
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Además de la crisis de los mercados agrarios, que afecta a los ganaderos de leche y porcino, los agricultores de la UE están preocupados por las limitaciones que se imponen al uso de productos fitosanitarios, lo que hace que se encuentren en inferioridad de condiciones frente a sus colegas de otros países, donde están autorizados pesticidas e insecticidas que aquí no se pueden usar. En estos momentos hay desatada una auténtica guerra en torno al glifosato, el herbicida más utilizado en todo el mundo.

La semana pasada el Parlamento Europeo se pronunció a favor de renovar la autorización del mismo, pero sólo durante un periodo de siete años e imponiendo restricciones. La posición del Parlamento Europeo no es vinculante, pero abre la puerta a que los Estados miembros aprueben esta medida antes de junio, fecha en la que expira la autorización actual del herbicida.

El uso del glifosato está rodeado de polémica ya que el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que es «cancerígeno probable», mientras que la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos (AESA) no comparte este diagnóstico y considera que es «improbable» que el glifosato sea cancerígeno. La Comisión Europea ha propuesto que se renueve la autorización por 15 años y ahora la pelota se encuentra en el tejado del Consejo de Ministros.

¿Qué se debe hacer cuando los científicos no se ponen de acuerdo sobre un determinado asunto? He ahí el gran problema en estos momentos, aunque en los Estados miembros parece haber más partidarios de seguir las recomendaciones de la AESA europea. España apoya renovar la autorización del glifosato.