Francisco Marhuenda

El imprescindible saneamiento del PP

La Razón
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Lo más cómodo es siempre buscar un culpable y no asumir los propios errores. Es una nueva equivocación porque entonces se camina con paso firme hacia el fracaso. Espero que el PP y el PSOE hayan interpretado el resultado electoral, porque en caso contrario el panorama para ambas formaciones será desolador. El votante popular sigue cabreado con el Gobierno y no es culpa de las televisiones, sino de los errores que se han cometido, la crisis económica y los recortes, la ausencia de una estrategia de comunicación para explicar un relato desde 2012 hasta hoy, la corrupción y el incumplir algunos compromisos electorales como el aborto y la percepción que han tenido algunos sectores de que no se había sido firme con ETA o frente al problema del independentismo catalán. Rajoy debería tener claro que una presión fiscal casi confiscatoria, aunque fuera imprescindible, no es un tema que cause satisfacción entre los votantes del PP. Se lo puedo asegurar. Los funcionarios se sienten mal tratados. Es un poco cansino el argumento de que tienen asegurado el puesto de trabajo y que por tanto deberían dar las gracias incluso cuando pierden poder adquisitivo, les congelan los salarios y la promoción. No importa porque son funcionarios.

Rajoy ha sido y es un gran presidente, pero se debería preguntar por qué es impopular entre sus votantes. Es una situación muy injusta, pero real. No creo que los 10,5 millones de votantes del PP sean personas fáciles de manipular e incapaces de discernir en el terreno informativo. Cuando contemplan los casos de corrupción que se suceden con una cadencia insoportable creo que saben si son reales o no. No necesitan ver ninguna televisión. Cuando se realiza una operación de acoso y derribo disparatada contra Rato y se ordena que se utilice incluso la fuerza si es necesario, como si fuera un peligroso delincuente o un terrorista, le puedo asegurar al presidente que es algo que no entienden los votantes del PP. Se ha producido un retraimiento en una parte importante y la decisión de buscar un culpable que no sean los errores que han eclipsado los numerosos aciertos del Gobierno me parece un error inconmensurable.

El papel lo aguanta todo y los sesudos análisis que hacen algunos se sustentan en un gran desconocimiento de los sentimientos de los militantes y votantes del PP. No los conocen. No me refiero a los dirigentes nacionales, autonómicos y locales. El problema es que hay mucho listo que nunca ha sido militante o votante hasta que le han agraciado con un cargo. Hay otros que tienen mayores méritos y formación que han acudido por servicio público. Éstos merecen mi respeto aunque no fueran militantes. El problema son los arribistas que se acercan al poder y aconsejan al líder según sus intereses mientras piensan en el día después de las generales por si el PP no consigue gobernar. La encuesta que publicamos muestra que Rajoy tiene en sus manos una victoria que garantizaría que España siga en la senda del crecimiento y la recuperación. Lo mejor sería que confiara en el PP y sus dirigentes, apartara a los arribistas y pelotas, recuperara los valores y principios, buscara complicidades y no enemigos externos y, finalmente, saliera a ganar y seducir.