Gobierno de España
El principio de Lamarck
En apenas dos semanas tendremos otra vez elecciones generales, las cuartas en el periodo de una legislatura normal. En este tiempo, se han producido investiduras fallidas y una censura victoriosa, y en casi la mitad de este período, los gobiernos han estado en funciones, con su capacidad ejecutiva y de iniciativa legislativa limitadas. Ante el actual escenario político, se ha formado un cuadro de anormalidad institucional que corre el riesgo de cronificarse, ocasionando una crisis del sistema, si no se le pone remedio. Nuestra arquitectura constitucional había funcionado perfectamente con un modelo político bipartidista, pero ha entrado en crisis por la emergencia de nuevas formaciones políticas con representación parlamentaria. La causa eficiente de ello es Cataluña y, por lo mismo, es inexcusable afrontar el problema con decisión y altura de miras, o corremos el riesgo de padecer muy graves problemas a nivel nacional. Hoy no se vislumbra entre los partidos «constitucionalistas», ningún diagnóstico compartido para superar esta situación. Ni siquiera se ha practicado la política de Estado que la situación exige, pues ha sido constante la interposición de mutuos vetos recíprocos, y así tiene visos de continuar. Los dirigentes de estos partidos tienen el deber de superar esta situación, pues en la política se cumple también el principio de Lamarck: «La necesidad crea la función, y la función crea el órgano». La necesidad ahora es salir del actual bucle: el órgano son los partidos y su función, ponerse de acuerdo para ello.
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