Selección Española

El rabo del toro

La Razón
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Metidos en harina balompédica, a Luis Aragonés le salía la vena taurina al analizar los prolegómenos de un partido y siempre culminaba la reflexión con idéntica frase: «Hasta el rabo todo es toro». España ganó a la República Checa en el minuto 87; Francia dejó de padecer con Albania en el 90 e Inglaterra doblegó a Gales en el último segundo, literal.

Superado el escollo checo, Turquía sale al encuentro de la Roja. El de Fatih Terim es peor equipo que el de Pavel Vrba, luego por mucho empeño que pongan Arda Turam y sus compañeros en acordonar el área como si tuvieran que defenderse de los «hooligans», pronosticar la segunda victoria española no es ocioso. Llegue cuando llegue, porque el hecho incuestionable es que por menor que sea el adversario el triunfo hay que sudarlo. Cuesta; aunque enfrente no haya más dinamita que la zurda de «Gales» Bale ni más aliados que los guantes de Joe Hart, «Mano Blanda». Los paisanos de Catherine Z. Jones hacen lo que pueden cargados de orgullo e ilusión y pasarán a octavos si mandan a casa a Rusia, el rival más débil en el campo y el más fiero en el graderío. En la calle, los rusos son tan desagradables como los ingleses.

No sin padecimientos, el anfitrión ya está clasificado para octavos de final. Ganó en el partido inaugural a Rumanía cuando al toro apenas le quedaba rabo y la consecuencia fue que, por las presiones del «cuarto poder», Didier Deschamps sacrificó ante Albania a Griezmann y Pogba y no respiró hasta que rectificó y recuperó a los purgados, que no sólo de Payet, sensación de los «bleus», vive Francia.

¿Y España? Fatih Terim insiste desde hace diez años en que la Roja «siempre juega bien». Ante un fan así de exagerado, confianzas, las justas.