Cástor Díaz Barrado

Elecciones con las FARC

A pesar de que las FARC han anunciado un alto el fuego durante el desarrollo de los comicios en Colombia, el debate principal en esas elecciones tiene que ver con el futuro de las negociaciones que están teniendo lugar en La Habana entre el Gobierno colombiano y las FARC. El dato es positivo pero la sombra de las FARC no ha desaparecido de la vida colombiana. Los principales candidatos a la elección, el actual presidente Juan Manuel Santos y el opositor Oscar Iván Zuluaga, quien sigue la estela del ex-presidente Álvaro Uribe, discrepan básicamente en esta cuestión. La economía en Colombia camina en buena dirección aunque hay que afrontar en el país los problemas derivados de la desigualdad y de la inseguridad ciudadana, pero nada tiene que ver la Colombia de hoy con lo que sucedía hace algunos años. El desarrollo económico y la prosperidad se están asentando y es muy posible que Colombia sea uno de los países de América Latina que experimente avances más significativos. Pero para ello, hay que resolver el conflicto con las FARC y parece que se han consagrado dos modos de enfocar esta cuestión. El presidente Santos aboga por continuar con el proceso de paz iniciado y lograr un acuerdo que, finalmente, ponga término a tantos años de enfrentamiento y sufrimiento. Las perspectivas de quienes defienden la posición de Uribe son diferentes y se muestran partidarios de acabar con el proceso y de llevar ante los tribunales a los miembros de las FARC para que sean juzgados, ya que no creen en la paz con impunidad. Está claro que las FARC deberían haberse disuelto y que nada justifica los actos de violencia que han llevado a cabo. La sociedad colombiana ha vencido al terrorismo en todas sus manifestaciones, aunque, infortunadamente, todavía queden algunas expresiones dolorosas en la vida cotidiana. Colombia quiere un futuro en paz y, en estos momentos, está optando por las dos maneras principales de afrontar esta cuestión. Por de pronto, Zuluaga aventaja a Santos y dentro de unos meses podremos conocer el desenlace de estas elecciones. Cualquiera que sea el resultado final, nada cambiará significativamente en Colombia respecto a la institucionalidad política y las posiciones económicas, puesto que ambos son, en esencia, de la misma ideología y de los mismos criterios, pero discrepan en algo fundamental: cómo resolver y poner el punto final al conflicto que, durante tanto tiempo asola Colombia. Lo importante es que llegue un día en que Colombia no debata sobre las FARC porque hayan desaparecido.