María José Navarro

Emigrantes

Se llama «La Sorpresa» y es un vídeo que está arrasando en la red. «Hay muchos tipos de viaje: de turismo, de placer, de negocios, de reencuentro...». Así es como empieza. En menos de una semana desde que fuera colgado en Youtube, ya ha conseguido superar el millón y medio de visitas y sigue subiendo el contador. La grabación es la historia de Esther y Jorge, dos valencianos que, después de estar trabajando un tiempo fuera de España, deciden volver y dar una sorpresa a sus padres. «Hoy queremos regalar a todos los que salisteis y a los que os quedasteis para luchar por el cambio, la emoción de una madre cuando vuelve a abrazar a su hijo», explica una voz en off. Lo malo de la historia es que también hay billete de vuelta. Es decir, que pasadas unas semanas, Esther y Jorge tienen que regresar. El vídeo, para que Vds no se llamen a engaño, es de llorar. Mola mucho pero se llora tela. Primero por ver a esas familias emocionadas ante el reencuentro y después por contemplar el dolor ante la marcha. Con todos mis respetos a Esther y a Jorge y a todos los emigrantes que están sufriendo por la distancia, personalmente lo encuentro demasiado amargo, como con tono de «nos debéis una». Y me sorprende también que este ciclo se cuente como algo único e insólito. Los que somos de provincia pequeña sabemos de esto bastante. El ejemplo quizá quede estúpido pero aún recuerdo cuando mi madre me dejó en la estación de autobuses de Albacete. Yo me iba a Murcia a trabajar. Solo ciento cincuenta kilómetros. Ella también lloró. Y aún le cuesta verme cerrar su puerta.