Cástor Díaz Barrado
En Europa
La crisis humanitaria, en relación con los refugiados, que se está viviendo en Europa responde a muchas causas y exige, con toda seguridad, una respuesta que favorezca el respeto de los derechos humanos. Hoy más que nunca, la Europa unida es consciente de que los estados son incapaces por sí solos de hacer frente a los desafíos que se plantean en la actual sociedad internacional y que los nacionalismos son los menos sensibles a la tragedia humana. La unión de Europa es incuestionable e irreversible y, sin embargo, se encuentra en entredicho por movimientos nacionalistas que tienden a la división y a la fragmentación. No sorprende que quienes huyen de los conflictos que ponen en peligro su vida e integridad busquen refugio en la Europa unida y que consideren que los países más ricos de la Unión Europea son el mejor lugar del planeta para rehacer sus vidas y ofrecer a sus familias el entorno más apropiado de bienestar. No hay duda de que el proyecto de Unión Europea, con todos los matices y a pesar de todos los avatares, está siendo exitoso. Ahora se presenta una nueva oportunidad para impulsar este esquema de integración hacia delante y para profundizar en la cooperación entre los estados. Tenemos una ocasión más para que los estados vayan entregando soberanía a la Unión y se priven, así, de muchas competencias. Una verdadera política común en materia de asilo y refugio y una auténtica y eficaz política común en materia de inmigración deberían ser objetivos prioritarios. Con ello, se haría frente, en un marco coherente y sobre la base de los valores centrales que inspiran la Unión Europea: la democracia, el respeto a los derechos humanos y la solidaridad, a las dificultades por las que pasan miles de personas que huyen, con desesperación, del hambre, la muerte y la destrucción. Pero ni siquiera esto es suficiente. Las cuestiones que afectan a los refugiados y a los flujos migratorios tienen una solución global que compromete al conjunto de la comunidad internacional. Hay que poner fin, cuanto antes, a conflictos como los de Siria, Iraq o Libia que se prolongan en el tiempo y que, cada día, producen mayor destrucción y que, sobre todo, generan violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos. Europa también tiene algo que decir a este respecto. Aunque no se crea, en Europa está la solución de los graves problemas de la sociedad internacional.
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