Alfonso Ussía

Espionaje

La Razón
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Me apasiona el mundo de los espías. He conocido a muchos. El embajador primero de la URSS en España, Sergio Bogomolov. Era un espía chusco, que se vestía de espía, y así no hay nada que hacer. He tratado y estimado –es contrapariente–, a una espía guapísima e inteligente, Aline Griffith, condesa viuda de Romanones. Y en una noche algo borrachuza en mi juventud donostiarra, me cautivaron los riesgos y hazañas de un espía de trascendencia media, Oriol Parás-Mora De la Serre, que era uno de los jefes de espionaje de Andorra. Tuvo a bien informarme que el señor Obispo de la Seo de Urgell, copríncipe de Andorra, siguiendo sus instrucciones, en lugar de adquirir un modelo «Citroën» como vehículo oficial, se había hecho con un «Seat 1500», y que en Francia se habían enfadado una barbaridad. Cuando le pregunté por el motivo de tan extravagante elección, el espía de Andorra bajó el tono de la voz, y casi a oreja insuflada, me reveló: –De eso no puedo decir nada porque se trata de un secreto de Estado–.

Hoy leo que el llamado «Pequeño Nicolás» ha hecho públicas unas declaraciones, como poco, sorprendentes. «El CNI me envió para evitar la independencia de Cataluña». Ateniéndonos a un hecho incontestable, es decir, que Cataluña no ha conseguido su independencia, hay que reconocer que el CNI acertó enviando a Nicolás a desempeñar tan altos y patrióticos menesteres. Tengo más por sabido que por figurado, que el CNI es uno de los centros de Inteligencia mejor considerados del mundo libre. Funciona al mando de un general listísimo, de Uclés, tan independiente que ha sido el director del CNI con Zapatero y con Rajoy. Y no quiero parecer un descreído, pero no me creo a pies juntillas lo que ha revelado el espía Nicolás, que se aproxima más a Mortadelo y Filemón que al 007 al Servicio de Su Majestad británica. El espía Nicolás presenta una aparatosa papada para su edad. Es consecuencia de las muchas horas que dedica al estudio y análisis de documentos comprometedores, o simplemente fundamentales para afirmar la unidad de España. Es papada analítica y reflexiva, pero los espías están obligados a menguarla, a reducirla. En el restaurante «Arturo-Delfines», donde tengo grandes amigos porque ahí me reunía con mi familia muchos domingos y fiestas de guardar, me contaron que el espía Nicolás consiguió engatusar a Arturo, y que éste se presentaba en el restaurante acompañado de un grupo numeroso de gorrones, se ponían como el quico, y se marchaban sin pagar. Quizá la papada venga también de ahí, pero no termino de decidirme por una causa o por la otra. Lo cierto es que Cataluña sigue –y seguirá–, siendo España, y que el espía Nicolás se atribuye tan estimable logro.

Nicolás, al que a partir de ahora nos referiremos por su denominación clave –Popolov 078654987–, con el fin de que no sea descubierto por el enemigo, envió al CNI su relato del primer día en Cataluña como espía de la unidad de España. Dice así: «11 horas. Me despierto. Pido desayuno al Servicio de Habitaciones. Café con leche, huevos con “bacon”, tostadas y ensaimada mallorquina. Ducha . 12.30 horas. Entrevista en el bar del hotel con mi contacto FGH 41743. A las 13 horas, mi contacto y quien informa nos tomamos una ginebra con tónica. Omito la marca de la ginebra para no facilitar pistas al enemigo. Almuerzo en soledad en “Via Venneto”. Caviar iraní, y un escalope de ternera a la parrilla. Vinos y licores. La nota les llegará de inmediato. También café, se me había olvidado. 16:45 horas. Siesta con los ojos abiertos pensando en la independencia de Cataluña. 20:05 horas. De nuevo, bar del hotel con mi segundo contacto, PKY 88872. Whisky. Me comenta PKY 88872 que Mas y Junqueras están empeñados en independizar Cataluña. Me opongo con firmeza. A las 22:15, embarco en Puente Aéreo con destino Madrid. Llego a mi casa a las 0 horas 24 minutos. Un día más de dieta. Un abrazo a todos, Popolov 078654987. Mañana me pasaré por ahí. Mandarme coche con escolta y sirena. Buenas noches».

¿Y cuál es el resultado? Que Cataluña sigue siendo España. No nos estamos comportando como nuestro gran espía merece. Tampoco es cosa de aportar más datos por cuestiones de seguridad. De momento, ha evitado la independencia de Cataluña. No continúo porque se me han puesto los pelillos de los brazos como escarpias. Un auténtico héroe.