Restringido
Evitar la crisis de deuda
Uno de los grandes errores de los países europeos ha sido tradicionalmente usar los periodos de bajada de tipos para endeudarse más.
Debemos entender el programa de recompra de 60.000 millones de euros mensuales del Banco Central Europeo como un apoyo para avanzar en la recuperación y corregir los desajustes de la economía. Los tipos bajos y el aumento de la masa monetaria no pueden ser una excusa para gastar más y endeudarse más. Primero, porque la deuda se acumula aunque baje la prima de riesgo y posteriormente, cuando suben los tipos o el endeudamiento es insostenible, se produce un mayor problema. Siempre cito el ejemplo de Japón. A pesar de pagar muy poco por sus bonos a diez años, menos de un 0,7%, y tener un banco central que aumenta la masa monetaria en más de un 6% del PIB anual, el país se gasta sólo en intereses de la deuda el 23% del presupuesto.
Los tipos bajos y el apoyo del Banco Central no son una panacea para perpetuar los desequilibrios, son una oportunidad para ajustar.
En deuda es importante prestar atención al stock y al flujo. Uno es la cantidad de deuda acumulada y el otro, el más relevante para que no se dispare la prima de riesgo, es la cantidad de deuda nueva emitida cada año. Recordemos que hubo un momento en 2011 en que España suponía un tercio de las necesidades de financiación netas de la eurozona. Una locura.
La política del Tesoro y los ajustes presupuestarios han sido esenciales. España ha ido aumentando el plazo medio de vencimiento de la deuda aprovechando los bajos tipos, situándolo en más de 11 años.
Adicionalmente, ha sido muy importante bajar las necesidades de financiación neta anuales. España las ha reducido a la mitad en cuatro años. Esto significa que el riesgo de saturación de bonos españoles en el mercado es muy bajo. No sólo se ha cercenado el riesgo de que se liquide el stock, porque los inversores que tienen bonos españoles no los venden hasta vencimiento, sino que se emite menos.
La semana pasada el Tesoro emitió bonos a tipos negativos. Nos pagan por prestarnos. Pero eso no implica que debamos lanzarnos a endeudarnos. Es una oportunidad para corregir desequilibrios en un entorno de alta liquidez. Así evitaremos volver a los errores de 2008 y afrontaremos el futuro con mayor fortaleza.
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