Miguel Ors
Excitante clásico
L16 Raúl
En el Real Madrid, donde vivió diecisiete años, Raúl fue el ejercicio sin desmayo. Raúl, hoy, es todo él máxima actualidad en todos los medios. ¿Motivo? Se jubila a la excelsa y adolescente edad de 38 años.
–Una inteligencia voluntariosa –dicen de él en la radio.
Pienso que sí. Leal sin tacha a su trabajo y al Real Madrid. ¿Leyenda?, como leo. Bueno. Lo daba todo siempre, y en su colección de goles hay, en efecto, goles divinamente virtuosos: son esos goles que, cuando crees ineluctablemente perdido el partido, lo ganan.
Hoy, todos lo ven como un «ángel» del fútbol.
–Leyenda, otra leyenda del Real Madrid.
España, en efecto, querido Alfredo P. Rubalcaba, entierra y jubila como nadie. Hasta Florentino Pérez, ¡oh!, lo ensalza. Como se repite (a ver si corrige lo que le escriben), hace más o menos un año, dijo de Cristiano lo mismo que hoy de Raúl: «Raúl es el digno heredero de Di Stéfano».
Cambiando de tercio, de acuerdo en esta ocasión con Javier Tebas. «España es Cataluña y Cataluña es España», declara en «As». De cuando en cuando, qué bien queda.
M17 Guerra
Suspendido el partido de fútbol entre Bélgica-España. Dice el presidente de Francia, François Hollande, que «estamos en guerra», lo cual que la guerra, según D´Alambert, es el arte de destruir a los hombres, como la política es el arte de engañarlos. Aristóteles, que además de sabio era optimista, sostenía que el objeto de la guerra es la paz. Guerra y paz: oh. Lo racionalmente increíble es que en el siglo XXI, el siglo de la globalidad, el siglo de amarnos cristiana y laicamente los unos a los otros, la racionalidad del hombre siga siendo tan belicosa y salvajemente irracional como en la época del admirado y admirable Aristóteles. La racionalidad del hombre, ciertamente, ha evolucionado apenas nada para algunas cosas. Me lo dijo Jardiel Poncela una tarde de cigarrillos en un bar desaparecido de la calle Alcalá casi esquina a la Gran Vía.
–El hombre es cavernícolamente irracional. Los animales irracionales sólo matan para comer y echar polvos. El hombre mata por fanatismo. El fanatismo es su instinto satánico. Ni Dios ha podido con él.
X18 Carca
¿Soy carca? No lo sé. Viendo ayer por la televisión el espectáculo arco iris de fútbol, solidaridad, unidad y patriotismo de ingleses y franceses en el histórico y reconstruido estadio de Wembley, reflexioné:
–A mí esto me emociona.
Sonaron los himnos de Inglaterra y de Francia y volví a sentir, casi contenidas ganas de llorar. Comenté en voz alta:
–Creo que esto es patriotismo, palabra tan desacreditada y denostada en España; sin embargo, a mí este patriotismo me conmueve.
Volví a reflexionar. En España, «la bandera es un trapo», que dijo Alfonso Guerra cuando, posiblemente por joven, era tan extravagante como ahora Pablo Iglesias, bueno, no tanto, pues Guerra por lo menos era ocurrente. En España, el sentimiento de fraternidad y unidad ha sido sustituido por el sentimiento de «desconexión» y federalismo. En España, la letra del himno nacional se reduce a una sola y paleolítica palabra: chunga, chunga, chunga.
Mi otro yo, esto es, mi Pepito Grillo, va y sin avisar me saca de mis cábalas:
–No eres carca –me lisonjea–. Eres un europeo como Dios y el sano –y no revanchista– laicismo mandan. Alégrate de tus europeizados gustos. Alégrate de ser tan diferente de Pablo Iglesias y de otras y de otros como la alcaldesa de Madrid, la alcaldesa de Barcelona, alias «la Meona», y el «desconectador» Arturo Mas.
Me sosegó. No soy carca. Soy, sencillamente, como los franceses y los ingleses: un patriota europeo. ¡Viva la España de Manolo Escobar, tan alegre como «La Marsellesa»!
V20 El clásico
Entre el yihadismo que acojona y el yihadismo secesionista del todavía honorable en funciones Artur Mas, el clásico entre el Real Madrid y el Barça es el clásico más excitante de la historia de los clásicos. Hernán San Pedro, que hornea sus pensamientos en el fogón de su formidable cacumen, me dice:
–Ellos tienen a Neymar y a Messi, si juega, y nosotros (es madridista de centro, esto es, equilibrado,) tenemos a Keylor y a «CR7» y el plus, que diría don Santiago, del acojonante talento de todo el equipo, «porque los cojones –decía–, contra lo que se pueda pensar, tienen talento, como hartamente tienen demostrado los jugadores del Real Madrid».
Excitante clásico.
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