Julián García Candau
Higuaín siempre cumplió
Higuaín se ha ido y no sólo porque lo quería, sino porque también lo deseaba el club. Ha sido un caso realmente curioso el de este jugador. Nunca ha gozado del entusiasmo indescriptible de los aficionados madridistas. Siempre se le ha considerado un buen suplente. Poco más. Nunca se ha llegado a apreciar su auténtica valía y siempre cumplió ademadamente. Con goles.
Llegó con Ramón Calderón, en el paquete con Gago y Marcelo. Ninguno de los tres tuvo nunca el aprecio general. Gago estaba destinado a ser un gran centrocampista, pero su cabeza le ha impedido triunfar. No lo ha hecho en ninguno de los clubes por los que ha pasado. El Valencia, afortunadamente, se lo ha quitado de delante. No era su fútbol, sino su personalidad lo que no cuadraba. No se ganó ninguna confianza.
A Marcelo le ha tocado sufrir la equiparación con Roberto Carlos y se le han tenido en cuenta sus defectos más que sus virtudes. Hasta se le trajo a Coentrao para que definitivamente se sentara en el banquillo, que en este caso era el de los acusados. La realidad ha demostrado que es un jugadorazo y ha de rendir mucho más. Tiene condiciones sobradas para ello.
Higuaín ha sido caso distinto. Nunca ha creado problemas. Siempre ha soportado con resignación el puesto secundario, aunque las más de las veces la suplencia fuera injusta. Acabó por pedir el traspaso y lo ha conseguido, aunque no haya ido al club más apetecible. La baja de Higuaín quizá acabe echándose en falta.
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