El desafío independentista
Huida hacia adelante en Cataluña
Habrá que desconfiar de los jueces rebotados que se meten en política. Ahí está el «caso Vidal», ex juez y ex senador, peculiar personaje, un quebradero de cabeza para los separatistas catalanes que lo habían encumbrado y placeado. Al final se ha ido de la lengua, ha descubierto el pastel de las ilegalidades del «procés» que todo el mundo sospechaba y les ha complicado el plan. Y ahí está el trabajo silencioso e inquietante de Viver Pi-Sunyer, que fue vicepresidente del Tribunal Constitucional, guardián, por tanto, de la legalidad, y que trabaja ahora en los últimos detalles de la ilegal ley de desconexión de Cataluña de España. Veremos en qué acaba. A propósito de rebotes, todo el mundo, pero especialmente Felipe González, se acuerda del famoso juez Garzón. Hay otros resonantes fichajes recientes de jueces por parte de Podemos que ya han empezado a dar que hablar. El salto de la justicia a la política es, por lo que se ve, arriesgado. En el caso catalán, el choque con la legalidad deja poco margen a la honestidad de un jurista serio, atraído a la causa. No digamos al que no es serio. Por lo demás, debe de ser duro para un juez verse obligado a hacer listas negras de los compañeros de carrera que no están por la labor de la independencia. Y no sólo, por lo que se ve, se han elaborado listas de jueces, funcionarios, periodistas, etcétera, favorables al nuevo régimen, sino que se dispone ilegalmente de los datos fiscales de los ciudadanos. ¿Qué debe hacer un juez ante esto?
Presenciar impasible la huida hacia adelante, emprendida por los soberanistas, quemando etapas y arrasando puentes legales, tiene que producir un choque interior a cualquier jurista respetuoso con la Ley y consciente de las desastrosas consecuencias de tal comportamiento político. La zozobra, por muy obnubilado que esté uno por las emociones nacionalistas, tiene que hacerle temblar de vez en cuando por dentro. El caso es que a los actuales gobernantes catalanes, ante el acoso de la Justicia a los principales responsables de los desafueros cometidos –Artur Mas, Homs, Carme Forca-dell...– no se les ocurre nada mejor que amenazar con adelantar la fecha del pretendido referéndum de desconexión para evitar la condena de los suyos en los tribunales. En este caso, huir hacia adelante equivale a huir de la Justicia, dando pie así a los que sospechan maliciosamente que todo el proceso independentista se disparó no tanto por el freno del Tribunal Constitucional al disparatado Estatuto –que fue el pretexto emocional, bien manejado–, sino cuando los principales dirigentes corruptos sintieron en la nuca el aliento de la Justicia española. Los que piden ahora diálogo solicitan impunidad. Creo que en vano. Me parece que en este tipo de pleitos judiciales no sirven ya, como en antiguas ocasiones, los arreglos políticos. El que la hace la paga. Empezando por los jueces.
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