Manuel Coma
Irán, un acuerdo para bien o para mal
No todos los días tienen lugar acontecimientos históricos, pero lo que Obama ha conseguido con Irán lo es, porque «por sus obras los conoceréis». Se llama Plan de Acción Conjunto e Integral, y su título no especifica para qué es el plan, pero es para que la República Islámica no llegue a ser una potencia militar nuclear, al menos en los diez próximos años, a no ser que viole el plan. Si llega a serlo poco después de ese plazo o antes por contravención de lo acordado, habrá sido para mal. Si no, habrá sido para bien. El acuerdo ha costado diez años de negociaciones llenas de altibajos e interrupciones prolongadas. Sólo en los dos últimos EE UU tomó cartas directas en el asunto. Lo extraordinario es que la ardua negociación ha versado sobre impedirle a Irán conseguir lo que siempre ha negado enfáticamente pretender. Así pues no se ha tratado de armas atómicas sino de la obtención de uranio enriquecido o plutonio, en lo que el régimen iraní ha trabajado contra viento y marea, ocultando, engañando y violando el Tratado de No Proliferación nuclear, del que era y sigue siendo signatario.
El enriquecimiento es un proceso tecnológicamente avanzado, difícil y muy laborioso, en el que Irán se empeñaba para fines civiles, según decía, y casi por placer o por prestigio científico antes que por dominar tal tecnología. El objetivo proclamado por Obama fue hacer abandonar a Irán por completo esa actividad, única forma segura de demostrar que sus interlocutores no tenían aspiraciones militares. Esa meta segura y de plena fiabilidad fue muy pronto sacrificada en el altar de la consecución del acuerdo por encima de todo. Como ese propósito de Obama ha sido desde el inicio y en todo momento nítidamente visible, a los iraníes les ha bastado para salirse con la suya proclamar que ese punto u otros de menor entidad no eran negociables.
¿Qué es lo que ha llevado a los iraníes a negociar? Nunca han dejado de hacerlo. Les ha servido para ganar tiempo e ir acercándose a su meta: disponer de material suficiente para construir varias bombas. El sábado Jamenei saludaba a su pueblo por pedir la destrucción de EE UU e Israel y rogaba a Dios que respondiese a sus ruegos. En ello se ha reafirmado a lo largo de todo el proceso, sin la más leve ambigüedad. ¿Por qué se ha llegado finalmente a algo? Porque por fin, en los dos últimos años, las sanciones han sido efectivas e Irán ha visto caer sus exportaciones de petróleo, su principal fuente de ingresos, en un 50%. Y por la oportunidad que la posición de Obama les deparaba.
Los obamitas saludan un tratado imperfecto, pero mejor de lo que creían posible y que consideran muy superior que la carencia del mismo. Los republicanos, muchos demócratas, Israel y los árabes suníes deploran las numerosas concesiones que se han hecho, dejando instalaciones que pudieran ser sospechosas fuera del régimen de inspecciones, manteniendo corrido un tupido velo sobre las trampas que los iraníes han hecho durante décadas e ignorando otras prácticas inaceptables del régimen.
✕
Accede a tu cuenta para comentar