Ely del Valle

Ja sóc aquí

La Razón
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Últimamente andaba de capa caída informativa porque Grecia nos tenía a todos muy entretenidos, pero una vez que ha pasado el grueso de la eurocrisis, nuestro Tsipras catalán, el líder que promete conducir a su pueblo sin moverse del sitio hacia una tierra libre, soberana y tan próspera que de sus grifos saldrá directamente Vichy Catalán, ha vuelto a las andadas, que en su caso consiste en volver a dar la matraca con unas elecciones cuya convocatoria maneja con gran soltura ora como arma arrojadiza contra el Estado, ora como moneda de chantaje para con los suyos propios. Cierto es que entre aquel Artur Mas, que se veía a sí mismo como un San Jorge de brillante armadura derrotando al dragón de «Madrit», y este otro que al final va a concurrir a las elecciones incrustado en el número cuatro de una lista de unidad soberanista no tienen la misma prestancia, pero como al final para lo que lleva trabajando infatigable es para poder llevar adelante la ruptura y ahí parece que puede tener alguna opción, pues adelante con los faroles; y si hay que montar una candidatura «despolitizada» (???) en la que el número uno es un ex eurodiputado, la dos una alcaldesa, la tres la presidenta de una entidad subvencionada y el cuatro un presidente autonómico, pues se monta.

El problema está en que, una vez que el frente pro independencia ha conseguido organizarse en una sola opción, las posibilidades de que el 28-S nos despertemos con un bando de proclamación de la república catalana aumentan, y si sucede, al Gobierno no le va a quedar más remedio que reaccionar con algo más de contundencia que la demostró con el referéndum del sí pero no, y eso a dos meses de unas generales, augura un otoño muy caliente del que alguno puede salir más cocido que una gamba.