M. Hernández Sánchez-Barba

Juan de Mariana, S. I.

El padre Juan de Mariana (1535-1624) nació en Talavera. Ingresó joven en la Compañía de Jesús; fue noviciado en Simancas con Francisco de Borja; estudió en Alcalá; fue maestro de Teología en Roma, Sicilia y París, y en el ministerio de su Orden viajó por una buena parte de Europa. Cumplió, pues, todos los requisitos impuestos por Ignacio de Loyola. En 1574 enfermó y hubo de retirarse a Toledo, donde ya, excepto breves salidas, permaneció dedicado al estudio y la investigación. En 1599 escribió y publicó en Toledo su gran obra de teoría monárquica, «De rege et de regis institutione», calificado como el libro más notable y audaz que posee la literatura política de España. Se ocupa en él de las formas de gobierno, dando preeminencia, aventajado tratamiento y encomiástico sentido a la monarquía; analiza los deberes de los reyes, establece la oportuna distinción entre monarquía y tiranía. También se ocupa de los derechos de los ciudadanos, en cuya materia, afirma, es en donde los reyes son los verdaderos hacedores del Reino.

La importancia del P. Juan de Mariana para los historiadores radica en ser el autor de la primera Historia General de España. La primera edición apareció en Toledo (1592), en latín, «Historiae de rebus Hispaniae, libri triginta», aunque sólo contenía los primeros XXV libros. La primera edición en lengua española se hizo en Toledo en 1601. Es importante, ante todo, por la visión general del proceso histórico español, analizado globalmente, por un solo historiador, con una sola perspectiva y un solo pensamiento, además español e intérprete, con participación activa en un momento importante de las mentalidades española, creadoras del discurso histórico, desde un emplazamiento topográfico trascendental que es la ciudad de Toledo.

Por otra parte, absorbe las exigencias críticas renovadoras de la ciencia histórica y dio a conocer en Europa los valores propios y de muy destacadas raíces europeas, que en aquel momento, con la empresa americana en una situación culminante, dividía ya la conciencia española entre ambos hemisferios. La participación activa de España en ambos conjuntos históricos en los que tanta participación habían tenido los españoles. La atención de Mariana es atraída muy particularmente por los hechos y sucesos políticos, de modo especial por los hechos de los reyes, pero también recoge datos y análisis de índole religiosa y cultural. El sentido nacional lo deja encarnado en Castilla, pero sin menguar la importancia que concede a los otros reinos, si bien todo queda englobado y formando cuerpo con la idea fundamental de unidad de España. Pondera e insiste, con su acostumbrada gravedad y acerado sentido crítico, en la investigación de la verdad, consciente de que llenaba una laguna, según testimonia en la dedicatoria al rey Felipe II; afirma la plena conciencia de que con esta Historia llevaba a cabo una labor patriótica de gran trascendencia, que consistía en unir sentimientos respecto a los núcleos que surgían en la esencia de la historia de España, que eran destacados por un historiador para integrar y configurar el patriotismo de los españoles y favorecer la cohesión, el sentido de aquellos núcleos que constituían, críticamente, la esencia del discurso histórico de España.

Ofrece en su obra la primera síntesis general y un sentido de reflexión moral, bien meditada, y un panorama de función política, teniendo en cuenta el periodo histórico en que Mariana acomete este serio compromiso, en un momento de plenitud contrarreformista, así como la persistente continuidad de importantes movimientos religiosos, filosóficos, políticos en los que estaban profundamente comprometidas todas las fuerzas medievales: el anhelo de la reforma del hombre, así como la sociedad político-religiosa del Renacimiento humanista, con su afán de reforma interior, en que la Contrarreforma constituye un enérgico movimiento defensivo y el Estado moderno intenta dominar la nueva producción política del momento. Poder contar con el criterio de una gran personalidad como fue el P. Mariana, S. I., de recia formación, equilibrado y grave criterio, de un completo contenido de la historia nacional española, en un momento de crisis de mentalidad religiosa, resulta de extraordinaria importancia para las investigaciones históricas posteriores.