Ely del Valle
Jueces vs. jueces
Tres son los jueces que ocupan hoy las portadas de los periódicos. Por un lado, Ruz y Gómez Bermúdez, inmersos en su pelea de gallos por hacerse con el «caso Bárcenas», que puede terminar como el rosario de la aurora.
La clave está en saber cuáles son los intereses que llevan a Gómez Bermúdez a citar el viernes a Bárcenas dos horas después de que declare ante Ruz. Algunos apuntan a un mero deseo de protagonismo, que es un mal que aqueja a ciertos jueces con alma de Concha Velasco –mamá, quiero ser artista– y afán recaudatorio de portadas. Otros van más lejos y adivinan en este empeño idéntica ansia de venganza que la que ha llevado a Garzón a terminar del bracete de la Kirchner. Vaya usted a saber. La cuestión es que, según el artículo 24 de la Constitución, los españoles tenemos derecho a un juez imparcial. Bermúdez, tras su manifiesto en contra del PP, no parece estar en condiciones, y tendría narices que el «caso Bárcenas» acabase en el monte del olvido, como las cruces del bolero, por quebrantamiento de un derecho constitucional.
La tercera jueza en juego es Mercedes Alaya, que tras su parón por enfermedad ha reaparecido enchironando a 30 personas relacionadas con los ERE falsos. Olé sus narices. Las de los demás están hasta las mismísimas clavículas del hedor que despide la trama que ha despojado de sus dineros a los parados en favor de una panda de chorizos que se han montado un corralito que ríete tú del de Chipre. A la jueza no le ha acompañado hasta ahora la salud, pero hay empeños que funcionan mejor que un antibiótico de tercera generación, y en este caso, la redada en las presuntas empresas chanchulleras, a servidora le ha sentado mejor que un mojito a la luz de la primavera que acabamos de estrenar.
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