Iñaki Zaragüeta

La educación, objetivo de la izquierda

Da igual lo que quiera la sociedad. El objetivo de la izquierda radical se centra en la hegemonía del Estado sobre la libertad individual. Así lo demuestra la Historia. Allí donde llega el comunismo, se queda. Y la educación constituye un instrumento esencial para sus fines. Lo tiene claro la coalición valenciana Compromís, cuyo portavoz anunció que convertirá los colegios concertados en públicos, expropiación incluida, precisando además que buena parte de ellos pertenecen a órdenes religiosas. La apuesta es clara: enseñanza pública, cuyo objetivo no es otro que el control de la formación de las personas en las ideas oficiales, las de ellos. No importa que el contribuyente prefiera mayoritariamente para sus hijos la enseñanza de un colegio concertado. Lo muestran los datos. Para el curso actual en la Comunitat Valenciana tan sólo el dos por ciento de las plazas han quedado sin cubrir, mientras que la cifra se eleva a un 25 por ciento en los públicos, con la circunstancia de que en ciudades como Valencia 600 alumnos se han tenido que conformar con éstos por no tener sitio en aquéllos. De los 20 centros más solicitados, 16 son concertados y 4, públicos.

Hay más. No sólo les trae al pairo la reivindicación de los ciudadanos –hasta ahora los padres (bueno, padres y madres) lo son– sino también el gasto. A la Generalitat valenciana le cuesta 2.936 euros anuales cada alumno de la enseñanza concertada. ¿Cuánto el de la pública? Ni 3.000. ¿4.000? Tampoco. Le cuesta 4.580 euros anuales por alumno. ¿Y la Ley? La Lomce afirma que la Administración debe garantizar la libertad de las familias en la elección de centro, derecho que la izquierda radical anuncia abolir. Así es la vida.