Francisco Marhuenda
La izquierda y la Monarquía
La Monarquía constitucional ha sido un factor decisivo en la estabilidad política y el desarrollo económico que ha vivido España desde la Transición hasta nuestros días. No se trata de sacralizar la institución o ser cortesanos, como dirían algunos despistados, sino simplemente constatar que ha sido útil y eficaz. Hay grandes naciones que son repúblicas, pero otras son monarquías. Un aspecto interesante en estas últimas es que nadie se plantea cambiar de modelo de Estado. La izquierda en estos países se siente cómoda y supongo que también habrá republicanos en su seno, pero la sociedad es mayoritariamente monárquica. En todos esos países han surgido problemas e incluso escándalos de todo tipo, no hay más que conocer su historia durante el siglo XX, pero la institución siempre ha salido reforzada. No hay que olvidar que ese periodo de la Historia ha sido muy convulso y que algunos reyes o príncipes cometieron errores, pero el balance final en Gran Bretaña, Japón, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia o Noruega es muy satisfactorio. Al final, lo importante es que la institución sea útil para el conjunto de la sociedad y cumpla con eficacia su papel constitucional. Estos días hemos visto también la polémica sobre cómo debería ser el acto de entronización y me sorprende que algunos defiendan un perfil bajo, como si hubiera que pedir perdón por ser una Monarquía, algo que no sucede en las democracias avanzadas. Ni siquiera en las repúblicas. No se trata de despilfarrar sino de aprovechar la oportunidad, como hace Gran Bretaña siempre que puede, en beneficio de nuestra proyección internacional. Uno de los grandes aciertos de Don Juan Carlos fue no establecer una corte, pero tampoco sería bueno consagrar una Monarquía desprovista de atributos porque es algo que no hace, por ejemplo, Estados Unidos o Francia. Ni cortesanos ni un perfil que haga parecer que las tradiciones y el protocolo se tienen que lanzar al sumidero de la Historia para dar paso a una impostura sin arraigo para complacer a la izquierda antisistema. Felipe VI se meterá en el bolsillo a la sociedad sin dificultad. Lo tiene todo a su favor. La idea de su padre de abdicar para dar paso a tiempos nuevos muestra su olfato político. Desde la Transición, la izquierda, incluido el PCE, fue leal a una institución que tiene una legitimidad constitucional e histórica. Fue un apoyo ejemplar del PSOE y el PCE que espero que sus sucesores no olviden.
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