La postverdad y Sánchez

El «no es no» del Sr. Sánchez ha abierto en España una nueva etapa política de bloqueo de todas las posibles investiduras, ya esté él en la oposición, o en el gobierno.

Ante la repetición electoral, el presidente en funciones afirma que «las derechas, la ultraderecha y la izquierda, han bloqueado toda posibilidad de investidura». Cierta dosis de humildad le llevaría a ponerse frente al espejo para reflexionar. Primero, acerca de cómo es posible que, pudiendo elegir socios a derecha e izquierda, nadie quiera pactar con él. Después, para explicar por qué le echaba la culpa a Rajoy cuando este no podía formar gobierno, pero, ahora que él es el candidato, la responsabilidad sea de los demás. Glosando a la Sra. Calvo, se deberá a que entonces era «el opositor Sánchez», y ahora es «el candidato Sánchez».

Cuando la palabra dada pierde todo valor como compromiso, e incluso deja de tener significado propio en esta era de la postverdad –en la que la verdad no existe, sino que las cosas son como yo creo o siento que son– es muy difícil entenderse, e imposible confiar. Y sin confianza, no hay acuerdo.

El problema es ese: nadie confía en la palabra del Sr. Sánchez. No saben con quién pactan, si con el candidato o con el presidente, aunque en ambos casos sea Sánchez.

La verdad existe y la mentira también. Ya son demasiados los que se sienten engañados por su postverdad.