Martín Prieto

La seguridad de Israel

En los años 60 Israel estableció en el desierto del Neguev un centro de investigaciones nucleares con asistencia tecnológica francesa. Desde entonces es una leyenda diplomática la posesión israelí de armamento atómico, supuesto avalado por la ausencia de Jerusalén del Tratado de No Proliferación Nuclear. Embajadores israelíes se acogían a su estrategia de la ambigüedad ni confirmando ni desmintiendo submarinos en el Mediterráneo capaces de responder a una agresión atómica de parte de un país árabe o musulmán. Les conviene que se sospeche de esa fuerza disuasoria, sea cierta o no. Entienden que dos cabezas nucleares tácticas sobre el menguado territorio israelí acabarían con su Estado y sus habitantes en un progromo apocalíptico. El primer ministro, Netanyahu, y el presidente Obama (que cada vez que habla de Al Andalus o de la Inquisición española no sabe lo que dice) tienen una mala relación personal pero al primero le asiste la razón al ver comprometida la seguridad de su país con el acuerdo entre Irán y las potencias occidentales sobre nuclearización militar con el que el país de los ayatolás se libra de sanciones a cambio de tiempo.

Pakistán tiene la «bomba» y una frontera norte en territorio pastún, y, por tanto, talibán, y Occidente tiene la esperanza de que el ejército siga equilibrando su explosivo país. Añadir a esa estrategia del miedo una teocracia nuclear en el cercano oriente sería inasumible. Rabin y Arafat, amparados por Bill Clinton en Camp David, estuvieron a las doce menos cinco de reconocerse mutuamente, lo que impidió una premonición del jefe palestino: «Si firmo esto –le dijo a Clinton– me matan los míos en cuanto vuelva a casa». Suceso luctuoso que parece sólo se demoró. Siguiendo el ejemplo de Egipto, el reconocimiento de Israel por Estados árabe-musulmanes, que todavía propician su destrucción a sangre y fuego, supondría la convivencia y el progreso en esta parte del mundo donde ahora solo crece el radicalismo islámico y antisionista. Israel necesita seguridad.