La tentación del Apocalipsis

Estaba a una mesa en la boda de un hijo de Guillermo Galeote, junto a Enrique Múgica y las señoras, y pesaba la tristeza silenciosa de «Willy» atemperada por el ingenio de Enrique. La progresía nada tenía que decir del Pacto de Varsovia pero siempre fue antiatlantista, y dejándose llevar por los instintos electorales, Felipe González prometió en Cortes sacarnos de la OTAN por referéndum, el logro de Calvo Sotelo en su breve mandato. Luego invirtió sus polos cerebrales decidiendo permanecer en la Alianza, dividiendo a los españoles y sin dinero para mover a los votantes. Está generación socialista que ha gobernado España más que nadie siempre ha sido hábil en crear problemas donde no los había. Al tan inteligente como buena persona Alfonso Escamez, que de botones ascendió a la presidencia del Banco Central y a marqués de Águilas, lo fueron con la exacción y no sabía qué hacer porque un banquero no debe negarse a un gobierno. «El Banco no es mío; es de sus accionistas. Cread empresas y venderme informes para tener, al menos, un asiento contable». Nacieron Filesa, Malesa, Time Export y algo por la zona del AVE. El PSOE se hizo con unos veinte millones de euros de ahora y la delación de un empleado sentó en el banquillo a unos cuantos gerifaltes, de lo que se libró el doctor Galeote que era el Bárcenas de entonces (no connotativamente sino jerárquicamente) como secretario de Finanzas, aunque perdió la carrera política, la médica y el crédito. Felipe ni le llamó por si precisaba alguna ayuda. Luego vinieron Roldán, el gobernador del Banco de España, la Cruz Roja, el BOE y la intimerata, pero nadie supuso que el PSOE iba a hacer implosión. Hoy en esos telediarios retransmitidos a los gritos como partidos de fútbol de alto riesgo, se teme que Bárcenas pulse un botón nuclear y se desguace el PP recogiendo sus restos Ruiz Gallardón. La tentación del Apocalipsis y el olvido de que el PSOE es el único condenado por corrupción en la democracia. Nuestros problemas son otros y Bárcenas es una ballena varada.