
Editorial
No habrá una paz justa sin más para Ucrania
Con Estados Unidos compadreando con Moscú, Europa tiene que decidir si quiere asumir la responsabilidad que le corresponde por historia y potencial y correr con los sacrificios correspondientes
El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, parecen haber movido ficha en la crisis mundial provocada por la guerra de Ucrania. Habrá un plan de paz sobre la mesa. O al menos esa es su voluntad. No se conocen detalles y cuesta ser optimista. Por supuesto, no habrá epílogo posible sin el refrendo estadounidense por más que Donald Trump haya decidido convertirse en un problema veremos si con solución. La cumbre europea, convocada por Londres para reordenar y rearmar el liderazgo occidental aliado de Kiev tras el viraje de 180 grados de la Casa Blanca, ha cobrado tintes de puesta en escena de adhesión a la causa ucraniana quebradas las convenciones y las alianzas que sostuvieron durante décadas el mundo libre. Como suele suceder con casi todas estas citas, en las que los mandatarios se plantan solemnes, habrá que esperar y ver cómo se concreta, si es que lo hace, la retórica belicista y comprometida con el aliado agredido. Hemos escuchado tantas veces palabras parecidas que el escepticismo y la decepción forman parte del guion. Europa demostrará si ha reunido el suficiente coraje colectivo para hacer algo más que esperar y ver pasar hasta el último cadáver de los soldados ucranianos desde sus cancillerías, mientras tranquiliza sus conciencias y templa la opinión pública. No avanzaremos hacia un desenlace tolerable si no cambia. Como novedad, el contingente de «fuerzas de paz» multinacional sobre el terreno, planteado por Londres, habría sumado países en el marco de un alto el fuego. Putin lo ha rechazado. Era de esperar. Pero Europa debe convencerse y convencer a otros de que cuenta con poderosas razones para que Washington y Moscú dejen de subestimarla. Suma 2,6 millones de soldados, Ucrania incluida; Estados Unidos, 1,3 millones; China, 2 millones y Rusia, 1,1 millones. En aviones de combate, por ejemplo, tiene 2.000, Estados Unidos, 1.456; China, 1.456 y Rusia, 1.224. 500 millones de europeos frente a 300 millones de estadounidenses y 140 millones de rusos. No existe más inferioridad política, demográfica, militar o económica que la que el viejo continente asuma como un complejo de inferioridad que rezumaría hipocresía y cálculo político. Hay un nuevo orden político mundial con reglas renovadas. No caben más pasos en falso ni cínico dontancredismo con un enemigo a las puertas que no se detendrá por voluntad propia y que es una amenaza para las democracias. El objetivo es poner fin a la guerra, pero sin una paz justa con todas las garantías para la nación agredida, se estará abonando la tragedia del mañana. Pensar que Putin la regalará sin más es una quimera. Con Estados Unidos compadreando con Moscú, Europa tiene que decidir si quiere asumir la responsabilidad que le corresponde por historia y potencial y correr con los sacrificios correspondientes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar