Brexit
Lecciones del Brexit
La división producida en torno a la salida del Reino Unido de la Unión Europea debe servir como experiencia de lo que un gobernante puede o no hacer, pensando más en las futuras generaciones que en las próximas elecciones. Un anterior Primer Ministro, David Cameron, tuvo la ocurrencia populista de plantear dos referéndums: uno sobre la salida o permanencia de Escocia en el Reino Unido, y otro en relación a la continuidad del Reino Unido en la UE. Jugó a la ruleta rusa con el pueblo británico en torno a la subsistencia del Reino Unido.
Como el primero le salió bien al ganar el «No», convocó elecciones y un nuevo referéndum. Con este, colocó irresponsablemente de nuevo a su país en la encrucijada de tener que decir «Sí» o «No» a asuntos cuyas consecuencias no tienen cabida en un monosílabo. Fracasó y los efectos son visibles: Cameron tuvo que dimitir, sucediéndole Theresa May, y ahora Boris Johnson apunta a nuevas elecciones.
La sociedad británica reflejada en su Parlamento aparece dividida y confusa y la aparente solución que se vislumbra son unas nuevas elecciones.
Mientras, en España pasamos hojas del calendario hasta llegar al día 23 para comprobar si unas nuevas elecciones –las cuartas en cuatro años– resuelven lo que el Sr. Sánchez no sabe arreglar. Seguro que el Sr. Cameron le sugeriría que –al menos– no intente resolverlo mediante referéndum.
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