Francisco Marhuenda

Los antisistema tienen bula

La Razón
La RazónLa Razón

La ventaja de ser «progre» y antisistema es que se tiene bula para llevar a cabo cualquier despropósito. Es posible insultar y denigrar al adversario ante la aquiescencia de aquellos que no aceptarían ni una décima parte si lo hiciera alguien que no fuera de los «suyos». Al grito de «no nos representan» han cometido todo tipo de tropelías, pero no pasa nada porque la izquierda mediática es muy complaciente con estos jóvenes y no tan jóvenes que quieren tomar el poder a cualquier precio. Los despropósitos del concejal Zapata, muestra de la incultura de quien será el máximo responsable de la Cultura en el equipo de la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, es un síntoma de lo que nos espera.

La reacción de la izquierda mediática, que ha sido tan complaciente con los radicales antisistema, no me sorprende. Lo normal es que todos se sumaran pidiendo la destitución de un concejal que se ha burlado del genocidio de los nazis contra el pueblo judío y de las víctimas del terrorismo. No puede seguir como concejal. No entiendo que Pedro Sánchez y Antonio Miguel Carmona no exijan a Carmena que lo destituya. Y no entiendo a Pablo Iglesias y a la dirección de Podemos. ¿Dónde está la regeneración? Les han votado, pero no han ganado las elecciones. Han conseguido el poder en algunos municipios gracias a la actitud entreguista de un socialismo español que nada tiene que ver con sus partidos hermanos europeos. La socialdemocracia alemana jamás aceptaría una burla contra el pueblo judío o que se denigre a las víctimas del terrorismo.

Durante meses hemos visto cómo atacaban a la «casta», pero ahora el PSOE acepta ejercer de bisagra y darles el poder. Por lo visto, la casta preocupa ahora menos. No entiendo muy bien qué es lo que Pablo Iglesias considera casta. Sánchez entrega las grandes capitales a una amalgama que se dedica a denigrar al presidente González con un desparpajo que causa estupor. Son los que lo llaman el «mayordomo» de Carlos Slim, pero no importa, porque el tactismo de Pedro Sánchez le permite aceptar una alianza con los que quieren acabar con el PSOE.