Energía

Más centrales baratas

La Razón
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El sistema eléctrico se abastece de una amplia variedad de centrales eléctricas: nucleares, hidráulicas, renovables (eólicas, fotovoltaicas, termoeléctricas, etc.), ciclo combinado, carbón, fuel/gas, etc. De todas, las únicas con un coste variable muy reducido son las nucleares, las hidráulicas y las renovables. El resto presentan costes variables altos en función del precio de los combustibles que utilicen. Pues bien, de los casi 270.000 gigavatios-hora que consume al año España, apenas la mitad procede de estas tres fuentes con bajos costes variables. La otra mitad es abastecida por el resto de centrales con un coste variable alto.

Pero, ¿por qué no producimos el 100% a través de esas fuentes con un coste variable bajo? En esencia, por tres motivos. El primero es que un coste variable bajo no es lo mismo que un coste total bajo: las centrales de tipo nuclear, hidráulico o renovable son inicialmente muy caras de construir (si bien, una vez construidas, permiten producir electricidad de manera muy barata), y esa inversión inicial ha de recuperarse posteriormente en el precio del gigavatio-hora (si no se recuperara, nadie se mostraría interesado en invertir en ellas). Parte de esa inversión se recupera vendiendo el gigavatio-hora a precios más altos que el coste variable de producción; otra parte, a través de transferencias articuladas dentro de la tarifa eléctrica (el 20% del precio de la electricidad que pagamos todos los consumidores son primas dirigidas a «subvencionar» aquellas centrales renovables construidas antes de 2012).

El segundo es que algunas de esas centrales –en particular, la hidráulica y las renovables– no nos permiten garantizar el suministro bajo cualquier contexto: si los embalses están vacíos, las hidráulicas no producen; si el viento no sopla, las eólicas no producen; si se reducen las horas de Sol, las fotovoltaicas y las termosolares producen menos. Se necesita contar, por tanto, con algunas centrales de respaldo (caras) que nos permitan generar rápidamente electricidad cuando las anteriores no funcionan. Y tercero, la construcción de muchas de ellas (en especial, nucleares e hidráulicas) se halla bloqueada administrativamente, lo que impide su difusión aun cuando los inversores juzguen que sería rentable hacerlo.

Cuando las próximas semanas vea su factura aumentar, recuerde: si queremos mantener a raya el precio de la luz, no debemos controlar la tarifa eléctrica, sino liberalizar el mercado para que se difundan aquellas tecnologías capaces de generar el gigavatio-hora a un coste más reducido.