María José Navarro

Milky Way

La Razón
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La otra noche, mientras me zampaba un kilo de helado calculando cómo coño se encendía la plataforma vibradora que tengo en casa y que sirve desde hace dos años de poyete para dejar los zapatos, me pregunté a mí misma qué mujer hubiera querido ser de no ser yo. La respuesta es evidente: cualquiera. Hice un esfuerzo más, ya con peligro de colapso mental. Y si no fuera cualquiera, qué mujer te hubiera gustado ser. Pensé en varias Premios Nobel, científicas, deportistas, intrépidas aventureras. Luego ya bajé a modelos de alta costura y al final llegué a una conclusión: yo hubiera querido ser, pero de verdad, de verdad, Mónica Bellucci. Claro, Vds en este momento pensarán que soy todavía más imbécil de lo que ya parecía, pero es que me parece que la tía, además de ser un cañón, ha conseguido algo muy complicado y es que al resto de las mujeres nos caiga bien. Ojo ahí, que es dificilillo. La otra noche puse «El Hormiguero» (que es un programa que a mi madre le entusiasma por Trancas y Barrancas) y ahí estaba ella, tan brutalmente guapa y serena. Vino a promocionar la última película que ha protagonizado junto al intensito de Kusturica y, a pesar de Kusturica, me fui a verla. De Kusturica apenas voy a decir nada porque se entretiene tanto en los planos de animalicos que te dan ganas de carcajearte en pleno cine pero esta vez le salvo por haber conseguido para su película a la Bellucci y por contar una historia de amor maduro, de personas que se encuentran en una etapa de sus vidas donde no quieren ser jóvenes de nuevo pero se enfrentan con miedo a su sexualidad, a su sensualidad, a su capacidad de quererse y de compartir aún tantas cosas. Y entonces pensé que quizá lo que de verdad me hubiera gustado ser a estas alturas de mi vida es una mujer colgada hasta las patas de un señor mayor como yo, con casi todas las incógnitas resueltas, con un desnudo desastroso pero con ganas de enseñárselo sin miedo y con un camino paralelo y feliz. Quiéranse, que estamos de paso.