Alfonso Ussía
Muy grande
La juez que se ocupa de los asuntos de los Pujol ha solicitado a Andorra más información. Pero no recibe respuesta. Hace pocos días comprendí el motivo del andorrano silencio.
A pesar de los adelantos técnicos en la informática, Andorra es muy grande. Lo comprobé mientras seguía una etapa de la Vuelta a España con salida en Andorra, llegada a Andorra y que recorría 150 kilómetros sin salir de Andorra. Una montaña al norte, otra al sur, la tercera al este y la última al oeste. El más audaz y cumplidor de los mensajeros llega a Andorra y se da la vuelta. La información solicitada por la juez no ha sido remitida desde Andorra porque jamás ha llegado a Andorra. Australia es infinitamente más extensa que Andorra, pero es nación llana y muy recomendable para cubrirla en motocicleta. El inconveniente principal, los cocodrilos, la aparición de un canguro en una curva o la ausencia de gasolineras en sus amplios desiertos. Pero si los Pujol, en lugar de guardar sus porcentajes de comisiones en Andorra los tuvieran ingresados o invertidos en Australia, el mensaje de la juez habría llegado a su destino y su pronta respuesta enviada a Barcelona en unos pocos meses.
Ignoro el método de envío de este tipo de requerimientos judiciales. Pero no pueden detener la suspicacia ciudadana. –Señoría, que la gente está con la mosca detrás de la oreja–; –Pues mandar otro mensajero a Andorra, a ver si en esta ocasión nos hacen caso. Pero esta vez, que vaya en coche–. Y el mensajero parte por carretera desde Barcelona hacia Andorra, llega a Andorra, se atemoriza con tanta montaña, carreteras sinuosas, barrancos, desfiladeros, ríos tronantes, bosques impenetrables, túneles interminables, y el deber no exige tanto. Retorna a Barcelona, le dice a la juez que ha entregado el sobre y un año más sin juzgar a los Pujol, que es de lo que se trata.
Andorra es mucho más grande de lo que parece en el mapa. Su comparación con el Vaticano, San Marino y Mónaco es absurda. El Vaticano tiene –me aburre consultarlo–, unas 44,3 hectáreas de extensión. San Marino es una calle y un circuito de motos. De producirse un robo o un atraco en San Marino, siempre el delincuente es detenido al final de la calle, que ya es Italia. Y en Mónaco , SSAARR los Príncipes se ven obligados a solicitar permiso todas las noches a las autoridades francesas para estirarse en el lecho nupcial, pues de hacerlo sin medida, sus pies ocuparían el espacio aéreo de Francia, lo que podría interpretarse como una invasión pezuñera persistente y continuada, porque los Grimaldi se estiran una barbaridad.
Andorra no. Andorra es tan grande que cuenta con dos Jefes de Estado. El Presidente de la República Francesa y el obispo de la Seo de Urgell. Y no se trata de un condominio, sino de un Estado cuya capital, Andorra la Vieja, ofrece toda suerte de ventajas fiscales y establecimientos dedicados al lujo y el elitismo. Y el resto, altas y bellísimas montañas, impropias para los mensajeros en motocicleta o en coches de segunda mano. Y claro, los requerimientos para satisfacer la curiosidad acerca de la fortuna de los Pujol, no llegan jamás a su destino, y los Pujol – me lo han reconocido algunos de sus amigos–, están encantados con la situación. Los ciclistas profesionales, para recorrer Andorra de punta a punta días atrás invirtieron más de cinco horas de sus vidas. Y por ahí voy. Si el próximo año la Vuelta a España organiza una etapa con final en Andorra la Vieja, la juez que instruye el caso de los Pujol, en lugar de enviar el requerimiento por mensajero normal lo podría hacer encomendándoselo a Contador o mejor, al catalán Purito Rodríguez, para evitar las lógicas suspicacias en el seno de «Juntos por el Sí». Porque, ante la imposibilidad de que los requerimientos de información lleguen a Andorra en un plazo de tiempo aceptable, la Justicia española está obligada a encontrar métodos más eficaces, audaces e imaginativos. Por ejemplo, un grupo de senderistas, aunque para ello ensucien, como es habitual en ellos, los senderos senderados.
Transcurrimos por el año decimoquinto del siglo XXI, y no hay manera de que un oficio judicial español sea atendido por la banca y la justicia andorranas. Andorra es muy grande, sí, menos que Australia pero grande, y el ridículo, mayor aún.
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