Julián García Candau

No es fracaso

Dada la propensión que tenemos en este país de pasar de la gloria al infierno, nada de extraño tendría que la participación de los ciclistas españoles en el Tour fuera calificada como gran fracaso. Efectivamente, Contador no ha ganado el Tour. Tampoco ha sido un español vencedor del premio de la Montaña, que antaño parecía galardón creado para los nuestros. Y dicho esto, alguien podría añadir que al podio solamente ha subido uno. Puestos a menospreciar la actuación de los corredores españoles, habría quien añadiría que entre los diez primeros únicamente se han colocado cuatro.

El Tour fue casi fiesta española durante muchos años. No solamente por la victoria final, sino también por las épicas etapas de algunos de los nuestros en escapadas heroicas. No ha sido extraño que los propios franceses hayan padecido algunos sarpullidos de envidia viendo a los españoles en los podios con ausencia de los suyos.

El Tour del centenario tampoco ha servido para aumentar la «grandeur». Ni siquiera el día 14 hubo victoria francesa, que era lo que se pretendía como consuelo el día de la fiesta nacional. Un corredor secundario, Reblon, ha salvado el honor de los organizadores. Los españoles, ciertamente, hemos padecido cierta desilusión porque nos habíamos hecho a la idea de que Contador se iba a sacar la espina tras la descalificación por dopaje ante la que siempre se calificó de inocente.

Contador no ha podido con Froome y hasta ha sido superado por Purito Rodríguez, quien ha hecho un final extraordinario en las duras batallas alpinas. Fracaso, en absoluto.

Posdata. Conviene hacerse a la idea de que en ninguna disciplina deportiva somos invencibles.