Julián Redondo
No hizo el cambio
En los Tours de mediados de los 80, en procesión detrás de los «escarabajos», Patrocinio Jiménez, de Lucho Herrera, de «Condorito» Corredor, de Fabio Parra, los narradores colombianos, voces graves y cristalinas como las de César Augusto Tobón o Jairo Chávez, amenizaban el tránsito automovilístico en aquellas larguísimas etapas, e informaban hasta convertirse la rutina en clásico y desbancar a la emisora oficial. Intercalaban la publicidad que hasta daba gusto escucharla, y daban paso a las cuñas con dos latiguillos para la posteridad: «¡Haga el cambio!», decía uno, y respondía el otro, «¡Ya lo hice!». Salteaban los promocionales y durante cuatro, cinco o seis horas de trayecto relataban todo o casi todo cuanto acontecía en la carrera. Con los «cambios» armonizaban la información y la hacían placentera. Precisamente eso, los cambios, fue lo que se echó de menos en el segundo tramo del derbi que al Atlético le empató el Madrid.
La cintura de Ancelotti al cambiar a los laterales y a Di María propulsó al Madrid mientras Simeone, en la banda, retrasaba lo imprescindible: los cambios. Sin frescura, el Atlético perdió intensidad, velocidad y conciencia en las marcas. Así llegó el empate de Cristiano, siempre atento. Al Cholo le cuesta introducir modificaciones en la alineación incluso cuando la lengua de los jugadores riega el césped. Es hombre de ideas fijas y alguno de sus consejeros en lugar de ayudarle le hace la pascua, con lo que paga por los errores de otros. Ayer, galerna cantábrica que se llevaba el paseo marítimo de Santander, aún se le esperaba en la gala de los periodistas deportivos españoles. Volvió a fallar. Falló por no cambiar.
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