José María Marco

Nuevo federalismo

La Razón
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La deriva independentista de los nacionalistas catalanes a partir de 2012 y los resultados de las dos últimas elecciones significaban el final de un ciclo de casi cuarenta años. En ese tiempo, los dos partidos nacionales, cuando no obtenían mayoría absoluta, optaban por pactar con los partidos nacionalistas para sacar adelante su proyecto de gobierno. Cuando los nacionalistas dieron por terminada la construcción de la nación catalana y pasaron a exigir un Estado propio, ya no parecía posible volver a pactar con ellos para gobernar la misma nación que los nacionalistas quieren destruir...

Nada más lejos de la realidad, sin embargo. La debilidad del PSOE, en vez de llevarle a asumir posiciones nacionales claras y contundentes sobre las que apoyarse para reconstruir un proyecto propio, le ha llevado a asumir tesis más propias de los nacionalistas que de la perspectiva nacional abierta por la nueva circunstancia: una forma de nueva política... Así se ha comprobado en la visita del líder del PSC a la presidenta de Andalucía, que parece haber servido para acercar posturas hasta ahora difícilmente conciliables. El PSOE vuelve proclamar un federalismo cuya puesta en práctica significa la apertura de un proceso de desintegración: de nuestro país y, al mismo tiempo, de la UE.

Otro tanto ha ocurrido en el País Vasco, donde el PSPV se ha prestado a suplir los apoyos de Bildu al PNV. Los socialistas aceptan el vocabulario y los conceptos del nacionalismo supuestamente moderado, no confrontacional como se dice en la jerga politológica. En vez de autodeterminación se habla de «derecho a decidir» y en vez de terroristas encarcelados, se habla de «personas presas». Con la ayuda del PSPV, el Estatuto vasco quedará superado dentro de unos cuantos meses, los necesarios para definir una actualización del autogobierno que es una redefinición confederal del marco estatutario que requerirá a su vez una reforma a fondo de la Constitución. Vuelven incluso cantilenas de sabor inequívocamente totalitario, aunque muchos parecen pensar lo contrario, como la distinción entre «nación cultural» y «nación política». El PSOE ha tirado por la borda la extraordinaria oportunidad que abrieron las dos últimas elecciones. En vez de eso, ha preferido actualizar su siempre confuso «federalismo», o «confederalismo» con una inyección masiva de nacionalismo en la estructura misma del Estado. Será que de verdad creen que así van a recobrar solidez, crédito, apoyo político. El nuevo federalismo.