Gaspar Rosety

Periodismo y rencor

La Razón
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Una parte notable del periodismo deportivo se está llenando de rencor. Ya no escriben para buscar la verdad y contarla bien mediante un procedimiento ético sino con la preocupación única de agradar o molestar a sus conocidos dentro de cada causa. No importa si un futbolista es bueno o no lo es, lo que seduce es satisfacer al confidente, al presidente del club o al agente de turno o al propio futbolista. Hay ocasiones en las que me parecería más honrado firmar con el nombre del dirigente o del futbolista que con el del periodista.

Del mismo modo, ocurre también en otros sectores de la información, donde priva más el daño que se pueda causar a quien representa la postura contraria que el beneficio a aquel que, a nuestro juicio, ocupa la posición correcta.

Personalmente, creo que el odio y el rencor nacen de un egoísmo desmedido que perjudica gravemente la convivencia y que daña mucho más a quien lo ejerce que a quien lo sufre en sus carnes como consecuencia del atacante viciado por la envidia.

También procede el odio del fracaso de cada uno en intentar arrimar ciertas ascuas a su sardina, después de sentirse uña y carne con aquel a quien no pudieron usar. Cuando alguien falla, por no prestarse a tan absurdo juego, se le paga con deslealtades y traiciones, con informaciones tergiversadas y opiniones interesadas, opiniones a sueldo de la sinrazón.

Amo el periodismo limpio y sano, constructivo, ético, independiente, y objetivo en la medida de lo posible. Lo malo es que hay días que no lo encuentro casi por ningún sitio. Ejemplos negativos hay mil.