Ely del Valle
Poca vergonya
La Marianne de la independencia catalana ha vuelto a su casa con las rodillas flojas y renegando de todo de lo que dijo que nunca renegaría. Ha sido verse delante de un juez y se le ha arrugado desde la actitud desafiante hasta la estelada. Lo acata todo: el 155, que no hay la independencia que valga y que lo que ella propició en el parlamento catalán era una pantomima. No ha dicho que fue ella la responsable del asesinato de Kennedy porque el juez no se lo ha preguntado, que si no, también. Mari Carmen – imaginamos que a partir de ahora renunciará al Carme– ha eludido la prisión provisional gracias a la generosidad que ha tenido la Asamblea Nacional Catalana, que ya puede presumir entre sus méritos el de pagar traidores.
No está teniendo la misma suerte Artur Mas que sigue mendigando una ayudita de todos los que fueron a votar el 9 de noviembre de 2014 para poder cubrir los 2,8 millones de euros que quedan por pagar de la fianza impuesta por el Tribunal de Cuentas. Lo que quizá no está teniendo en cuenta el ex president es que si consiguiera esa cantidad vía «crowfunding» tendría que declararla ante Hacienda y abonar el correspondiente impuesto de donaciones que en el caso de Cataluña puede llegar hasta el 32% de esa cantidad; el resultado además se multiplicaría por dos al no haber parentesco entre donantes y receptor.
Resumiendo, que lo que tendría que pagar Mas de más es un millón y medio de euros, a no ser que la ANC haga otro ejercicio de samaritanismo y corra aquí también con los gastos. Y mientras tanto, los catalanes siguen perdiendo empresas, aguantando huelgas políticas y viendo cómo el turismo cae en su comunidad gracias al follón que han montado todos estos que ahora apartan de sí el cáliz de la república independiente con el rabo entre las piernas, pero, eso sí, con la mano agarrando la cartera.
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