César Vidal

Réquiem por Marco Rubio

La Razón
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Llegaron las primarias en el estado de la Florida y sucedió lo que algunos habíamos anunciado no porque nos agradara, sino porque saltaba a la vista. Donald Trump se impuso sobre Marco Rubio y, de esa manera, arrojó al joven senador fuera de la carrera por la nominación. A fin de cuentas, si Rubio no podía garantizar ni siquiera el apoyo de su estado es porque no tenía la menor probabilidad de conseguir el de otros de relevancia. Contra Rubio se han lanzado motivos de descrédito en el curso de las semanas anteriores. En algún caso, como el de su juventud, los ataques eran absurdos, siquiera porque a su edad JFK llegó a la Casa Blanca. En otros, como al señalar su poca concreción o su visión de la política internacional, iban más encaminados. Sin embargo, Rubio se ha caído realmente de la confrontación por otro tipo de razones. La primera es que el bushismo está acabado políticamente. Si no ha permitido mantenerse en pie al mismísimo Jeb Bush, que era el heredero natural, menos iba a servir a Marco Rubio. El bushismo murió y, dado el mal registro que dejó George W. Bush, salvo en algunos lugares como Texas, nada parece indicar que pueda resucitar. Si acaso irá enterrando, poco a poco, a sus herederos. La segunda es que el Partido Republicano va confirmando la desastrosa línea seguida por Romney de considerar a los hispanos como gente de segunda fila cuyo voto es casi, casi prescindible. Puestos a elegir entre un personaje como Donald Trump –que no es precisamente un amigo de los hispanos– o un cubano-americano como Rubio, los votantes republicanos se quedan con el primero hasta en Florida. No lo hacen sólo los blancos y anglosajones. También siguen esa línea no pocos hispanos que, poseedores ya del pasaporte norteamericano, ansían cerrar la puerta por la que ellos entraron a los que se acercan al sueño americano. Finalmente, hay que referirse a una tercera razón y es el extremismo que se ha ido apoderando del Partido Republicano empujándolo a la crisis que sufre en la actualidad. Rubio no es precisamente un centrista ni un moderado, pero, dentro de la creciente radicalización del Partido Republicano, parecía pálido y desvaído frente a Trump. A fin de cuentas, ha caído víctima de una crisis que está causando un inmenso daño al Partido Republicano, tanto que no son pocos los que entre sus votantes y sus políticos comienzan a mirar a Hillary Clinton como una esperanza.