Carmen Enríquez
Satisfacción y alivio
Ha sido un auténtico alivio para los integrantes de la Familia Real, un rayo de esperanza en el atribulado ambiente por el que pasan en los últimos tiempos los Reyes y sus hijos. La Infanta Elena, tan espontánea y sincera ella, no ha podido evitar el manifestar su alegría la primera de todos al conocerse la suspensión de la imputación de su hermana. No ha habido quien la saque de la frase «estoy muy alegre», evitando contestar a la pregunta más política de sí ella pensaba que se había hecho justicia.
Aunque la Infanta Cristina no ha querido hacer una valoración a los periodistas que montaban guardia ante la sede de la Fundación La Caixa, la realidad es que los habitantes de la casa de Pedralbes están muy contentos con la resolución hecha pública por la Audiencia de Palma en la que dos de los tres magistrados se han mostrado en contra de que la Infanta vaya a declarar como imputada. Lo malo es que la creencia generalizada de que el hecho de que la Infanta fuera imputada sería un gesto de transparencia ha hecho que se interprete la decisión como la concesión de un privilegio. Ha sido tan intensa la campaña mediática a favor de la imputación que el hecho de que desde el principio destacados juristas señalaran que el auto de imputación era endeble y falto de argumentos ha sido obviado por la opinión pública.
En cualquier caso, lo que ha debido llenar de satisfacción a los duques de Palma es la exigencia de los dos magistrados de la Audiencia mallorquina al juez Castro para que pida a Diego Torres y su abogado, González Peeters, que entreguen todos los mails presuntamente comprometedores para los duques de Palma de una vez y que no se admita que sigan con el goteo de correos.
Ya era hora de que alguien pusiera coto a una práctica próxima al chantaje y totalmente inaceptable. La suspensión de la imputación ha causado también una alegría grande en el ánimo de Iñaki Urdangarin quien por cierto ha visto desaparecer la posibilidad de trabajar en Qatar, una opción que se veía por la pareja como una salida airosa a la difícil situación. Agobiados por la presión popular, asediados en su casa, con unos hijos que sufren las consecuencias del descrédito de su padre, la situación familiar se complica y se ha hecho, a estas alturas insufrible. La posibilidad de salir de ese círculo vicioso, al desactivarse la posibilidad de ir a vivir a Qatar, se hace cada vez más difícil.
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