Alfonso Ussía

Señor, de verde

Me dirijo, con todo respeto, al Rey y al Príncipe de Asturias. El Rey es el Capitán General de los Ejércitos, El Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, y se formó en las Academias Generales de Zaragoza, de Marín y de San Javier. El Príncipe cubrió con menos espinas los tres centros de formación y adiestramiento de los oficiales de Tierra, Mar y Aire. Los dos, el Rey y el Príncipe, las pasaron canutas, como cualquier otro aspirante a oficial de los Ejércitos. Si no me equivoco, el Rey era general de brigada a la muerte de Franco, y el Príncipe, en las actuales circunstancias, es teniente coronel de Tierra y Aire y Capitán de Fragata de la Armada. Eso hay que arreglarlo. El Heredero de la Corona puede seguir, por respeto a sus compañeros, el ascenso en el escalafón, pero también tiene que ser consciente de que su personalidad y la proyección de su obligación institucional le obliga a aceptar un rango superior en los tres Ejércitos. Y si me apuran, en los cuatro.

El Rey y el Príncipe saben, valoran, admiran y respetan a la Guardia Civil. La Institución bicentenaria creada por el duque de Ahumada, leal y fundamental para la sociedad española, es militar y civil. Depende de los ministerios de Interior y Defensa. Los héroes y martires de la Benemérita se cuentan a miles, y su lealtad a España y sus instituciones es tan transparente, dura y heroica como sus litros de sangre derramada por ella, en todos sus aspectos y acciones de prevención del delito y honestidad con sus promesas castrenses. La Guardia Civil está compuesta por héroes callados, humildes, sacrificados y dueños de su honor. Son más militares que civiles, y prueba de ello es su formación en las Academias Militares. Cumplen con sus obligaciones civiles desde su uniforme verde, castrense a todas luces.

El Rey y el Príncipe no se equivocarían si en sus presencias en actos institucionales de la Guardia Civil, vistieran y lucieran el uniforme verde. Y si hay que tocarse con el tricornio, de verde y con tricornio. Cuando rinden visitas a acuartelamientos o establecimientos de la Guardia Civil, por cuestiones de protocolo políticas, lo hacen vistiendo sus orgullosos y decentes uniformes de militares de Tierra, Mar y Aire. Pero nunca de verde. Y el Rey y el Príncipe tienen que uniformarse de verde, porque son los jefes superiores y naturales de los uniformados de verde, y aunque no esté escrito en las patrañas del protocolo, y aunque no se hayan puesto de acuerdo Defensa e Interior, el Rey y el Príncipe, uniformados de verde, cauterizan las distancias, cumplen con la gratitud de los españoles de bien y honran a quienes no tienen otro objetivo en su vida que el servicio, la decencia, el patriotismo y la honestidad en beneficio de todos los españoles.

Entiendo que si no se ha hecho hasta la fecha es por razones de difícil encaje entre el sentimiento y el protocolo. El Rey es también el Capitán General de la Guardia Civil, y el uniforme verde y el tricornio de más de dos siglos, le sentarían de dulce. Se trata de una Institución mixta, civil y militar, con una disciplina asumida por su condición segunda. Se trata de una Institución admirable y querida por todos los españoles de bien, la más entregada al sacrificio en la lucha antiterrorista. Son militares. Y nada animaría más a esos militares, en ocasiones olvidados, que su Jefe Supremo, su Rey y su Heredero, acudieran a sus celebraciones con el uniforme verde, la dignidad verde, y el orgullo de sus tricornios de charol, lealtad y justicia. No me atrevo a más, que uno se pone a recomendar y termina en la hoguera. Buenos días.