Toni Bolaño

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La Razón
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(Pen) último capítulo de corrupción. El nacionalismo catalán clama por una Cataluña independiente libre de corrupción. Todos sus candidatos hablan de futuro pero muy poco de pasado. No lo hace su número uno, Raúl Romeva, que huye de los debates, ni tampoco la número dos por Barcelona, Carme Forcadell. Los que no son de Convergència en la lista única miran para otro lado. Habrá que añadir a Miquel Calçada –Mikimoto– periodista y comisario de la Generalitat en los actos de celebración del Tricentenario de 1714. Como publicó «El País», Mikimoto escaqueaba unos «eurillos» a Hacienda. El fraude sale a la luz por una investigación a su ex, que cobraba la pensión de su ex marido a través de facturas por trabajos inexistentes. Hacienda la multó con 20.000 euros y ella se los reclamó a su ex. Sin acuerdo, denunció el caso. Mikimoto culpa del desaguisado a su asesor fiscal. Mientras, la Generalitat debe 236 millones de junio y julio a las farmacias.

Las reacciones al posicionamiento de Juan Rosell y José Luis Bonet siguen trayendo cola. El líder de CC OO, Joan Carles Gallego, les afeó que afirmarán que la independencia podría provocar más paro. Contestó con duras palabras a los empresarios. Quizás no recuerde el afamado líder sindical que los trabajadores de Valeo han hecho más de un mes de huelga para evitar el traslado de su empresa a Zaragoza. Traslado forzado por la deriva independentista. El que se ha demostrado un indocumentado es Oriol Junqueras, líder de ERC, afirmando que las voces antisoberanistas del mundo empresarial son «minoritarias». Un dato: Fomento del Trabajo representa al 90% de los empresarios en la negociación colectiva.

Del debate de los líderes políticos, poca cosa a destacar. Sólo una afirmación del candidato de las CUP, Antonio Baños, que debió caer como un jarro de agua fría sobre el Palau: las CUP «no investirán a Mas como presidente». Y del debate político, destacar el resbalón del ministro de Defensa, Pedro Morenés. Seguro que a García Albiol no le ha hecho ninguna gracia. Al Gobierno, tampoco.