César Vidal

Trump puede ganar

La Razón
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Seguramente, a más de uno se le atragantará el título de este artículo, pero no es cuestión de ocultar la verdad. Aunque, a mi juicio, Hillary Clinton sigue teniendo más posibilidades de alcanzar la Casa Blanca, Trump puede también conseguirlo. Por supuesto, a muchos les parecerá imposible que alguien que es grosero, prepotente e incluso machista pueda lograrlo, pero es que –digámoslo de una vez por todas– millones de norteamericanos no ven las cosas como los corresponsales que, en ocasiones, no salen de su casa o los devotos de lo políticamente correcto. Es cierto que a millones les ha escandalizado las referencias a la facilidad de seducción con que cuentan los hombres con poder, pero no lo es menos que también recuerdan a un feísimo Kissinger que justificaba sus romances con chicas Bond señalando que el mejor afrodisiaco era, sí, el poder, o a un Bill Clinton con un historial erótico-festivo no precisamente ejemplar. Es verdad que muchos hispanos andan enrabietados con su intención de controlar la frontera con México, pero no es menos cierto que la agencia de inmigración ha manifestado su respaldo hacia Trump y que son innumerables los norteamericanos hartos de pagar impuestos en beneficio de gente que no nació en EE UU. Es innegable que muchos tienen dudas sobre la conducta fiscal de Trump, pero no es menos real que aún se fían menos de una Hillary que es la candidata del «establishment» y que en los últimos años se ha embolsado cerca de 30 millones de dólares dando conferencias privadísimas a los magnates de Wall Street. Es difícil de ocultar que Trump no tiene experiencia política, pero para muchísimos norteamericanos es peor tener la de una Hillary a la que responsabilizan del desastre en Benghazi o de borrar 30.000 correos relacionados con la seguridad nacional. Es indiscutible que no hay garantías de que Trump conducirá bien la economía, pero también millones piensan que no puede ser peor que quedarse sin empleo porque las fábricas se han marchado a China o a México. Es un enigma cómo pondrá en práctica Trump las bajadas de impuestos, pero para una infinidad es más inquietante y cierto lo que sería un tribunal supremo cuyo juez decisivo fuera nombrado por Hillary. Guste o no, para decenas de millones de estadounidenses casi cualquier alternativa resultaría mejor a Hillary, a la que ven como una dócil sierva de las corrupciones del sistema. Cierto, quizá sea la primera presidenta, pero también Trump puede ganar.