María José Navarro

Una mierda

La Razón
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Hola, cómo van. Yo estoy cumpliendo cincuenta años y les tengo que decir, queridos lectores, que es una mierda. Ustedes podrán decirme que es una suerte llegar a ellos, porque hay mucha gente que ni alcanza. Cierto. Pero es una mierda.

Es verdad que muchos de nuestros amigos se van, se decantan por dejarse ir, se mueren. Y tú estás cumpliendo años. Es un día en que cambias de década, que te han pasado mil cosas, que haces resumen, que intentas visualizar lo que has sido y eres, y es una mierda.

Qué he dejado. Qué he aportado. Qué leches soy. Y, cuando todo está en tu contra, aparecen los amigos. Y cuando aparecen, todo cambia. De pronto, te sientes completa. E incompleta a estas edades.

Se ha muerto el padre de Dolores. Hoy mismo, Ayer. Pero hoy lo entierran. Y se ha muerto el padre de Miguel, de Miguelito, el economista de la sierra de Madrid que puso un supermercado y que es el tipo más bueno queriendo ser malísimo. Se le murió su padre de un infarto. Un infarto no se espera. No se tiene previsto. Un infarto es una daga letal. A Dolores se le llevó la vida a su padre de otra manera. Y le acompañó hasta el día de mi cumpleaños. Es una mierda. Hasta aquí vamos bien.

Dolores lo encontró en la cama y ahí empezó a ser de verdad su padre. Y era mi cumpleaños.

Cumplo cincuenta sabiendo ya que todo lo que haga o diga o viva tiene que ver con lo que deje de poso. El poso que deje soy yo. Y que me puedo ir mañana. Y que espero haber sido una buena amiga, una buena hija, una buena trabajadora.

Cuando cumples veinte ni te preocupas, cuando cumples cincuenta no dejas de preocuparte. Acabo de cumplir cincuenta. Bienvenida a la mierda de vida que te queda. Y qué bien aprovecharla.