Venezuela

Venezuela en túnel

La Razón
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Tome un folio y marque con una P su inicio, y con una F su final. Dóblelo y observará que P y F coincidirán a pequeña distancia. Si el Espacio, que transporta el Tiempo, es curvo, como adelantó Einstein, hoy los científicos prevén que P y F podrían comunicarse por lo que denominan «agujeros de gusano» que comunicarían el Presente y el Futuro, y viceversa. Eso está por demostrar empíricamente pero da indulgencias a la Historia-ficción. No es de extrañar que Ana Botín tenga tanto tino si lee libros de Física, como se cuenta en su biografía de Ana Sandoval. ¿Cómo sería el mundo si Hitler hubiera ganado la IIGM? El socialismo bolivariano del siglo XXI es tan democrático que debutó con el cuartelazo de un paracaidista, dejando un tendal de muertos. Héroe de papel se rindió, como en su día Fidel Castro, le amparó la Iglesia, y penó la traición con un breve y cómodo encarcelamiento, peana de su icono. ¿Qué sería de Venezuela si hubieran fusilado a Hugo Chávez por sedición? El teniente coronel, más ayuno de conocimientos civiles que Maduro, entendió que los cielos se toman por asalto (Pablo Iglesias) pero mejor con la escalera de los votos que a tiros, y desarrolló una demagogia lejos de la vía chilena al socialismo de Salvador Allende y simétrica al populismo autocrático de los hermanos Castro, única monarquía sobreviviente en América. El insolvente Maduro, cabeza patética de una secta, ha hecho votar una Asamblea Constituyente «a la catalana», sin el mínimo protocolo que exige el sufragio universal, y con conteo de antemano. No habrá guerra civil si no se divide el Ejército, privilegiado y sin penurias familiares. Pero tampoco hay dos bandos sino una sociedad civil fragmentada sometida a una gavilla de malvivientes que han ido ocupando todos los poderes. Produciendo buenos plátanos, gracias a la emigración canaria, Venezuela ha dado en Estado bananero, fracasado, la Somalia iberoamericana. Entrados en el túnel, el diálogo es entre las paredes de roca ennegrecidas de hollín. Para alcanzar un futuro democrático solo queda el «agujero de gusano» de una poderosa presión internacional: ONU, UE, EE UU, OEA, FMI, Banco Mundial y todos los altavoces de los derechos humanos. Denunciar que el chavismo no es una caritativa revolución sino otra carnavalesca satrapía comunista.