Sandra Golpe
¿Y los niños?
Te escribo en modo desazón, pensando en la granadina Juana Rivas y en sus hijos, aún los tres en paradero desconocido. Por una cuestión básica de ética periodística, estos días voy a hacer lo posible por mantenerme en la imparcialidad (y mira que me cuesta, habiendo vivido y presenciado cómo se las gastan ciertos maltratadores, almas encantadoras de cara a la galería, demonios en el ámbito privado). La presunción de inocencia debe guiarnos a quienes os contamos a diario esta historia, más aún tratándose de un asunto tan mediático como delicado. Intento encajar objetivamente las piezas de un puzzle del que últimamente opinamos todos con pasión: Por un lado, me hago cargo de la injusticia que supone para un hombre llevar más de un año sin ver a sus hijos porque su mujer se los llevó sin consultártelo, pero, a la vez, comprendo el pánico irracional de una madre maltratada por ese mismo hombre, ante la posibilidad de que él adopte un comportamiento violento con los pequeños.
Me la imagino a ella, vete a saber dónde, inquieta, pendiente del recurso de amparo que presentarán hoy sus abogados ante el Tribunal Constitucional. Me lo imagino a él, quizá escondido en Granada, esperando reencontrarse con sus hijos, sintiéndose el padre más incomprendido. Pero sobre todo, me pregunto qué será de esos dos niños inocentes, hoy en territorio de nadie... ¿Y mañana? Qué sentirá el mayor, de once años biológicos y seguro que muchos más de madurez, plenamente consciente de la situación, habiendo presenciado y sufrido la violencia en casa, seguro que con opinión propia. Estoy convencida de que explicaría verdades concluyentes a cualquier juez que le interrogue. En este caso puntual, me pregunto qué diferencia habrá entre los once y los doce años para que tu testimonio tenga una validez determinante. La desaparición de Juana con sus niños es un hecho reprochable legalmente, pero también lo es que, hasta ahora, se haya ignorado la versión del primogénito. Más pronto que tarde presenciaremos el desenlace de este drama mayúsculo para ambas partes, se mire como se mire. Me da que pensar que dos líderes políticos que no son amigos se hayan posicionado públicamente del lado de Juana Rivas. Algunos lo llamarán meterse en un charco; otros criticarán la actitud populista y demagógica de ambos. Yo prefiero pensar que Díaz y Rajoy disponen de bastante más información. ¿No te da que pensar? Pues eso.
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