Y volvieron cantando

Comer aparte, comer más

Esto no va a ser tan sencillo como la amnistía y puede quedarse en un cajón a poco que se repitan comicios en Cataluña

Solía decir José Bono, más que en su versión de ministro de Defensa o presidente de las Cortes, en la de presidente de una comunidad autónoma como Castilla La Mancha no precisamente encuadrada entre las ricas, que todo aquel que quiere comer aparte es sencillamente porque quiere comer más. Bono –que por cierto lleva un tiempo bastante alejado de los medios a la hora de prodigarse en declaraciones…y ahí lo dejo– utilizaba la cita para señalar a Cataluña y en especial a sus compañeros del PSC, no precisamente como el paradigma de eso que se dio en llamar solidaridad interterritorial, termino cada día más en desuso.

El nuevo sistema de financiación «singular», que el Gobierno pretende impulsar con la excusa de que beneficiará a todas las autonomías –hay dinero suficiente de los fondos europeos, decía esta semana el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tal vez muy venido arriba–, no deja de ser la segunda de las tres grandes exigencias puestas por el separatismo catalán sobre la mesa de Sánchez a cambio de garantizarle una legislatura difícil pero asumible y teniendo en cuenta que, con o sin presupuestos del Estado y aunque no pudiera sacarse adelante una sola ley, la prioridad no es tanto gobernar como permanecer en la Moncloa. La primera ya ha sido entregada vía impunidad a través de la amnistía y la tercera suena y sonará cada vez más en boca de los dirigentes independentistas en forma de referéndum.

La cuestión es cómo se ata a este perro con las actuales longanizas. La amnistía fue asumida con la nariz tapada por la parroquia socialista por aquello de hacer de la necesidad virtud, pero con la financiación tocamos las cosas de comer y se hace harto complicado para cualquier «barón» del PSOE explicar a los votantes que el nuevo sistema les situará como ciudadanos de segunda frente a otros territorios, si es que las aspiraciones electorales van más allá de la tendencia instalada en quedar segundos o terceros. A ello se suma la nada despreciable realidad de que es el PP quien gobierna en trece comunidades autónomas y es de esperar que haga valer su poder territorial. Ergo, esto no va a ser tan sencillo como la amnistía y puede quedarse en un cajón a poco que se repitan comicios en Cataluña. Para comer aparte y comer más, las cuentas habrán de ser creíbles y sobre todo justas.