
Sin Perdón
Conde-Pumpido, un político en el TC
«La Justicia no tiene que ser democrática, sino estar sometida al imperio de la ley»
La minoritaria asociación de Juezas y Jueces para la Democracia ha salido en defensa de su colega, Cándido Conde-Pumpido, que ha convertido el Constitucional en un órgano político al servicio de Sánchez. Montesquieu perfeccionó la idea de los tres poderes planteada por Locke, ya que incluyó el Judicial, y desde entonces autores como Constant, Alberdi, Tocqueville, Stein, Duverger, Kelsen, Bobbio, Dahl y otros han planteado la existencia o la conveniencia de ampliarlos. Es interesante la Constitución de Taiwán que tiene dos poderes adicionales que son el arbitral y las oposiciones. El primero serviría en España para impedir los ataques al Estado de Derecho. Por su parte, el segundo abortaría el intento de Sánchez de asaltar el sistema de oposiciones e instalar un modelo clientelar. Es lo que pretende con la judicatura y la fiscalía con la excusa de «democratizarlas». He de reconocer que siempre que leo o escucho unidas las palabras democratizar la Justicia o una justicia democrática me recuerda los tribunales populares o la justicia de los regímenes totalitarios. La Justicia no tiene que ser democrática, sino estar sometida al imperio de la ley. Hay autores que han planteado que los tribunales constitucionales deberían ser o actuar como un poder arbitral. Conde-Pumpido ha desbordado el modelo y lo ha convertido en un poder que tiene como objetivo la mutación constitucional y ejercer como sala de casación universal en contra del Supremo. La situación que vivimos es una inquietante anomalía, porque ha destrozado la justicia constitucional, ha mancillado la memoria de Kelsen y ha dado rienda suelta a esa megalomanía que le hace pensar que creará la mejor doctrina. Le animo a que siga los pasos de sir Edward Coke y nos deje algo parecido a su monumental obra «Institute of The Lawes o England». Los juristas del futuro necesitan que el titán del sanchismo jurídico les ilumine sobre lo que nunca deberían hacer. Los que respeten la Constitución, la separación de poderes y el imperio de la ley han de tener muy claro que Conde-Pumpido no es un árbitro justo e independiente, sino el impulsor de un nuevo poder que está dispuesto a consagrar una forma despótica de gobernar una democracia. Es triste que su asociación no le censure por lo que está haciendo en el Constitucional.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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