Sin Perdón

¿Constitucional o inconstitucional?

«Es indigno e inmoral aprobar una medida de gracia injusta con un rechazo político y social tan amplio»

Es el debate que quiere Sánchez, porque así genera una enorme confusión. Es cierto que el sanchismo no consigue juristas que avalen la constitucionalidad de la amnistía, aunque sí el aplauso de fervorosos periodistas y columnistas. Hasta el momento, cuenta con los defensores del uso alternativo del Derecho que hacen ejercicios malabares para complacer al inquilino de La Moncloa. A estas alturas, es un debate estéril, porque Conde-Pumpido ya tiene sus instrucciones. Lo que no ofrece ninguna duda es que es indigno e inmoral aprobar una medida de gracia injusta con un rechazo político y social tan amplio. No conozco un caso igual en el mundo. Los delincuentes, unos condenados y otros fugados, no se arrepienten e imponen sus condiciones al Estado. Es un espectáculo tan grotesco que provoca vergüenza ajena escuchar a los que defienden la impunidad para los políticos en el Estado de Derecho. Es un error creer en la utilidad de la amnistía, porque no la tiene cuando el independentismo ha fracasado en las urnas y ha perdido apoyo social. Por tanto, es innecesaria porque no hay nada que pacificar.

¿Cómo se gana al independentismo? Manteniéndose firmes en la defensa de la democracia y la Constitución. Desde la catalanidad frente al fanatismo nacionalista que manipula la Historia y necesita enemigos inexistentes para existir. Es bueno recordar el peso que tuvo UCD en Cataluña durante la Transición o la victoria de Ciudadanos en las autonómicas. Otra cuestión es que socialistas y populares hayan equivocado su estrategia. Los primeros han optado por comprar la agenda radical del Pacto del Tinell. Como la mayoría de sus dirigentes no son originarios de Cataluña, ya sea por sus padres o porque no nacieron aquí, tienen el complejo del emigrante y necesitan que les dejen sentarse en la mesa de los mayores. Pujol lo hizo muy bien en este sentido al establecer el canon de patriotismo. Por lo visto, ahora pasa por someterse a los caprichos de Puigdemont y las excentricidades de Aragonés, Junqueras y Rovira. Una vez más, lo importante no es Cataluña y España, sino que Sánchez sea presidente del Gobierno y los sanchistas disfruten de los privilegios que otorga el poder monclovita.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)