Sin Perdón

La cosificación de Sánchez

«Estamos hablando de la persona más poderosa de España que cuenta con recursos ilimitados y el poder del Estado a su servicio»

Uno de los aspectos más pintorescos de estos aciagos tiempos políticos que nos toca vivir es la disparatada defensa sanchista basada en la cosificación de Sánchez por parte de aquellos que critican su deriva autoritaria. Es un producto del eficaz cuerpo de relatores monclovitas que se dedica a producir los argumentos propagandísticos que nutren a la poderosa prensa del movimiento. En otras ocasiones he señalado que el líder del PSOE es un político moderno que entiende muy bien la fuerza del mensaje, la propaganda y la comunicación. No importa la verdad, porque está sometida al relato. Cuando escucho que se le ha cosificado como si fuera una persona frágil e indefensa, perseguida por las fuerzas del mal, me entra la risa. Estamos hablando de la persona más poderosa de España que cuenta con recursos ilimitados y el poder del Estado a su servicio. Controla el Poder Ejecutivo, que utiliza como si fuera el brazo armado de su proyecto partidista; el Legislativo, aunque le falta el Senado, pero lo compensa con el papel del Congreso y su marioneta «cariño» Armengol; el Ministerio Fiscal, ya que dejó muy claro que depende de él; y el Tribunal Constitucional con Conde-Pumpido y sus mariachis.

Este poder se extiende a una leal prensa del movimiento muy bien engrasada, con los millones que reparte arbitrariamente con cargo a los Presupuestos y un sector público empresarial que maneja para extender su control y acallar las voces críticas. A esto hay que añadir el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo. Por tanto, la leyenda de la cosificación es otra tomadura de pelo eficazmente movida por sus terminales mediáticas. Es cierto que no ha podido lograr el control del Poder Judicial, aunque ha emprendido una operación para reformar la Justicia y cargarse la independencia de los jueces e imponer una disciplina más férrea en la Fiscalía. Esto se completa con el disparate de intentar que instruya los procesos y dinamitar el ejercicio de la acción popular. La futura ley de secretos oficiales, suponiendo que sea aprobada por las Cortes, incrementa la arbitrariedad gubernamental y es otro disparate legislativo. El cosificado Sánchez controla su partido con una disciplina que eclipsa al desaparecido PCUS. Pobrecito, me da una pena que sea tan débil y frágil.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)