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El canto del cuco

El control de los medios

Es lo que acostumbran a hacer los medios que están al servicio del poder: destacan el paquete de la propaganda oficial e ignoran el cesto de las corrupciones.

Se atribuye a lord Nortchliffe, propietario del diario «The Times», la afirmación de que «noticia es algo que alguien intenta ocultar en algún sitio; lo demás es propaganda». Lleva bastante razón. El poder es el más interesado en que no se publiquen noticias que le perjudican; la forma de impedirlo mide la calidad democrática de un Gobierno. Existe la fundada sospecha de que la nueva ley de «gobernanza democrática» en marcha pretende establecer un fuerte control sobre los medios de comunicación críticos para impedir o limitar la información sobre las corrupciones que afectan al poder. Supone, si esto se confirma, un grave retroceso en el ejercicio de la libertad de Prensa en España. Nos devuelve a la etapa predemocrática.

El hecho de que desde las alturas del Gobierno se desacredite a los jueces que se ocupan de los casos que afectan a familiares del presidente y a su entorno político inmediato, y se fustigue a los «seudomedios» que informan puntualmente de esas supuestas corrupciones, incrementa la sospecha de que la nueva norma supone una grave amenaza al Estado de derecho. El recurso a la «fachosfera» no es más que un pretexto ridículo para justificar la arbitrariedad del poder. El reparto del dinero oficial a los medios, en forma de publicidad o de lo que sea, se vuelve más sospechoso. Siguiendo la definición de lord Nortchliffe, noticia sería lo que el presidente Sánchez quiere ocultar. Lo demás, propaganda. Es lo que acostumbran a hacer los medios que están al servicio del poder: destacan el paquete de la propaganda oficial e ignoran el cesto de las corrupciones. No es de extrañar que, en esta situación, asistamos a cambios y fuertes tensiones internas en esos medios de comunicación cercanos al «sanchismo», donde quedan aún profesionales dignos que no se resignan al sometimiento.

Como denunciaba Jorge Vilches anteayer aquí, el Gobierno ha decidido ir a por los medios críticos buscando que se autocensuren o cierren. El temor a la Justicia y a la Prensa libre explica esta última iniciativa legal, largamente meditada, fruto maduro de los cinco días de retiro de Pedro Sánchez cuando supo que un juez iba a llamar a declarar a su amada esposa. No hay sorpresa. Se veía venir. El control de los medios, por las buenas o por las malas, es una obsesión de Pedro Sánchez, agudizada a medida que se ha visto acosado por la crítica. No sé si la Asociación de la Prensa goza de la independencia y el coraje ético suficientes para enfrentarse a la endemoniada situación. Es un buen momento para demostrarlo.